
La historia comienza así...
" - 'Temo que no venga'- dijo Laura McIntyre con voz desolada.
- '¡Carama! Mira qué tiempo hace. ¡Es algo espantoso!'- '¿Por qué?'
En aquel momento, un remolino de nieve se abatió con sorda crepitación contra la ventana, bien resguardada por espesos cortinajes rojos, mientras que el viento silbaba y ululaba con amplias ráfagas, a través de las ramas de los grandes olmos blanquecinos que rodeaban el jardín.
Robert McIntyre, abandonando el croquis en que trabajaba, se levantó y tomó una de las lámparas para sondear las tinieblas. Los largos brazos descarnados de los árboles desnudos se agitaban y temblaban vagamente bajo la tromba de nieve.
Robert y Laura McIntyre son los dos hermanos que abren la narración y que serán elementosLa hermana del joven permaneció sentada al lado del fuego y, poniendo su labor en las rodillas, levantó los ojos para contemplar el perfil de su hermano, que se destacaba enérgicamente sobre la brillante luz amarilla."

Pero el misterioso dueño hace su aparición. No es otro que Raffles Haw. Su llegada supone un cambio radical en las vidas de los habitantes del pequeño pueblo rural. Haw resulta ser un joven que vive rodeado en el lujo más asombroso pero de carácter afable y sencillo, un filántropo deseoso de hacer el bien con sus inagotables recursos económicos y 0de romper con esa soledad que le abruma. Sin embargo, lo que pudiera interpretarse como una circunstancia más que ventajosa no acaba de tener los efectos esperados y los cambios que se experimentan en el pueblo y sus gentes no se desarrollan del modo deseado.

Una sorprendente lectura esta, a decir verdad, que permite una agradable exploración de esta faceta de Conan Doyle un tanto desconocida y tan alejada en tono y espíritu de las historias de su famoso de detective.
