Desde que nos levantamos por la mañana ya estamos inmersos en el maravilloso mundo de las decisiones, algunas son "micro decisiones" como por ejemplo ¿que voy a desayunar hoy? o ¿con que ropa me vestiré?, pero si hiciéramos un recuento de todas las decisiones tanto grandes como pequeñas que hacemos en un día quizás nos sorprendamos.
Dicen que por la falta de un clavo en la herradura del caballo se perdió el Reino, es decir a veces una "micro decisión" desacertada puede causar una serie de desencadenantes que nos lleven a una hecatombe personal, por ejemplo que nos durmamos cinco minutos más y que por culpa de eso perdamos el autobús llegando tarde al trabajo y que agote la paciencia del jefe y nos despida perdiendo la oportunidad de corresponder a tu hipoteca lo que te podría llevarte a literalmente dormir en la calle, !ya se que eso sería mucho cenizo ! pero recordemos que la tostada casi siempre cae por el lado de la mantequilla, y que las desgracias nunca vienen por separado.
En serio, un aspecto importante de la decisión es que hay una "apuesta" es decir hay un riesgo, hay una visión clara, jugártela a una carta, etc.. y también hay una "renuncia" es decir ¿a que es lo que renunciamos cuando tomamos una decisión?, que perdemos, o que dejaremos de disfrutar.
Hay muchas personas que analizan la situación hasta tal punto que quieren tener todos los hilos atados pero eso difícilmente se va a conseguir ya que la decisión conlleva una apuesta y una renuncia, y si esos dos aspectos que se desgranan de la decisión los tenemos claro, tanto salga bien o mal, el impacto no sera decisivo ni suficientemente corrosivo en nuestra vida porque en definitiva hay que ASUMIR RIESGOS y RENUNCIAR A COSAS, y si no salimos de nuestra zona de confort, de nuestra zona de seguridad quizás nunca aprendamos a improvisar sobre la marcha ni veamos las cosas desde una perspectiva nueva y diferente.