Así es. No cabe la menor duda. En estos dos últimos dos días, aún con resaca post gala de los Oscars, hemos visto y leído hasta la saciedad que el selfie (definido como esa imagen de uno mismo, solo o acompañado, habitualmente sacada con la cámara del teléfono móvil de alguno de los felices modelos que posan y distribuida masivamente en redes sociales) de Ellen DeGeneres con un selecto grupo de actores presentes en la gala, había arrasado durante la retransmisión de los premios.
La expectación, que genera un evento de las características de la entrega de los Oscar dispara el marcador de los precios publicitarios y este año la cifra que se alcanzaba eran los 1,8 millones de dólares por cada 30 segundos de emisión publicitaria.
Nadie como Twitter o Samsung pueden estar más satisfechos del ROI de su participación en la gala. Por primera vez en su historia la gala de los Oscar podía verse también en Internet, cortesía del patrocinio de Samsung. Fue así como entre pausa y pausa, la conocida presentadora de los premios, Ellen DeGeneres, desafió a la audiencia colgó en Twitter una instantánea con un nutrido grupo de conocidos actores. Los espectadores recogieron el guante.
El resultado en números: el tuit más tuiteado de la historia con más de un millón de favoritos. Una acción y sobre todo un éxito sin precedentes, que una vez más pone encima de la mesa el poder de las redes sociales. Basta pensar en el presupuesto necesario, para un spot que hubiese tenido que reunir a todos los actores de la foto.