Foto de Internet.
El separatontismo ha hablado. Una voz ostentosa y estertorea. Con su gran Vía Catalana nos ha dicho que ellos, en lo que fundamentalmente les toca, ser espanyoles, cómo que no, que pasan, que se van. Eso sí, mientras cogen carrera o no, que no se nos ocurra cerrar el grifo. Que Espanya ens roba y que tenemos que pagar con creces todo lo que sus veleidades, que no son pocas, tienen metido en el encéfalo de piedra que es el de la totalidad del separatontismo. Algo que no les deja ver más allá de la mitología emanada de mil setecientos catorce. Año que, por otro lado, nadie hizo nada salvo que los catalanes, tomaron partido por el caballo equivocado, perdieron y ahora, por lo visto es culpa de todos los demás. Lo mismo que si juegas a la lotería, pierdes y culpas al Ministro de Economía de que tu billete no saliera premiado. Sea cómo fuere, lo que más preocupan no son esos, según la Generalidad, millon seiscientos mil catalanes que secundaron la Vía sino todos los demás que, con su silencio, otorgaron que se hiciera sin un mínimo de ruido.
El Gobierno quiere negociar.
Cómo todo en España, el gobierno quiere negociar justamente cuando ya es tarde para hacerlo. Hace un año, más o menos, que debería haberse aplicado con contundencia y sin miedo el artículo ciento cincuenta y cinco de la Constitución Española que votaron junto con todos los demás aquellos catalanes que hoy se la quieren pasar pro el forro. El hecho real es que el Gobierno del Partido Popular está viendo la necesidad de apoyo en la próxima legislatura y que esta tenga que venir, cómo siempre, del chantajismo nizimbécilista. Ello ha hecho que se vaya dejando bajar la corriente del río independentista sin querer ver que en las cumbres del soberanismo trasnochado, los nubarrones de Estamos Realmente Cagados no dejaban de soltar aguas en forma de improperios contra Madrit, que dicho sea de paso, ha sido un excelente chivo expiatorio en un momento en que la Comunidad Autónoma Catalana está en caída libre en todos los sentidos. La negociación ya no es una opción porque los separatontos han presentado con éxito el órdago. Nos vamos sí o sí y sólo el ejército podrá impedirlo y no con todas las garantías si el marrón se internacionaliza.
No digo lo del ejército por enervar los ánimos que ya de por sí andan en demasía calentados por un hecho inédito en la Historia de España. Lo digo porque a éstas alturas la aplicación del artículo ciento cincuenta y cinco sólo sería posible por la actuación sine die de la Guardia Civil, instituto armado de naturaleza militar cómo garante en primera instancia de la Unidad indivisible de la Patria, artículo dos del Título Prelimininar a efectos de la ruptura por parte de los separatontos del consenso constitucional por la vulneración unilateral del artículo uno, párrafo dos del Título Preliminar que asevera que la Soberanía reside en el Pueblo Español en su totalidad y no en la de un millon seiscientos mil tarados que van haciendo pregrinación desde Vinarós al Puticlub de la Junquera con banderas de Cuba. Siendo certeros, la consecuencia final será del uso, lógico, proporcionado y necesario de la fuerza para salvaguardar el bien común de todos los españoles. Un país, un pueblo y una única nacionalidad. Todo para corregir de forma quirúrgica un despropósito que se lleva gestando desde que el suscialismo otorgara la competencia de educación a las Comunidades Autónomas.
Las huídas hacía adelante.
El Señor Arturo Mas se ha jugado el cuello y sea cómo fuere, resulte lo que resulte, lo ha perdido. Ha jugado con el fuego del independentismo e inevitablemente se ha quemado, debiendo ser él, y únicamente él, quien asuma la responsabilidad de ser un Traidor a España o un Traidor a Cataluña o ambas cosas. El Gobierno de España sólo tiene ya que esperar a lo inevitable. Si Cataluña sigue en la senda de la provocación y la ruptura la salida será la que preveen las leyes contra los delitos de rebelión, sedición y traición que recaerá directamente en el Honorable. Todo ello, habienda cuenta que es él quien dirige desde el gobierno la Rebelión contra España. Si Cataluña frena en seco su aspiración soberanista, Arturo Mas será un traidor al independentismo y estará permanentemente bajo sospecha de Traición en el resto de España. Mala perspectiva, se mire por donde se mire. El Separatontismo ha hablado, el pueblo amomajado, no dice nada y en ciertos círculos se van escuchando ruidos de sables, un mal negocio se mire por donde se mire...