Si alguien está determinado a alcanzar la iluminación, ¿cuál es el método más importante que puede practicar?
El método esencial, el que incluye todos los métodos, es la contemplación de la mente.
Pero, ¿cómo es que un método puede incluir a los demás?
La mente es la base de la que crecen todas las cosas. Si puedes entender la mente, todo lo demás está incluido. Es como la raíz de un árbol. Todas las flores y frutos, ramas y hojas, dependen de su raíz. Si nutres la raíz, el árbol se multiplica. Si cortas su raíz, el árbol muere. Aquellos que entienden su mente, alcanzan la iluminación con el mínimo esfuerzo. Aquellos que no entienden su mente, practican en vano. Todo lo bueno y malo es producido en la mente. Encontrar algo más allá de la mente es imposible.
Pero, ¿cómo la contemplación de la mente puede llevarnos a su comprensión?
Cuando un gran bodhisattva penetra en la Perfección de la Gran Sabiduría, entiende que los elementos de la vida y sus sombras dependen del Yo. Y se da cuenta que la actividad de su mente tiene dos aspectos: el puro y el impuro.
Por su propia naturaleza, estos dos estados mentales están siempre presentes. Se alternan como causa o efecto, dependiendo de las condiciones. La mente pura se deleita de actos positivos; la mente impura pasa el tiempo pensando en causar daño.
Aquellos que no son afectados por la impureza de la mente, son personas sabias. Trascienden el sufrimiento y viven en el júbilo del nirvana.
Todos los demás, aquellos atrapados por la mente impura y enredados en su propio karma, son mortales. Divagan a través de los tres reinos y sufren incontables aflicciones. Y todo porque su mente impura opaca su Yo verdadero.
El Sutra de las Diez Etapas dice: “En el cuerpo de los mortales existe la naturaleza búdica indestructible. Como el sol, su luz llena el espacio infinito. Pero una vez cubierta por las nubes negras de las cinco sombras, es como una luz dentro de un frasco, lejos de la vista”.
Y el Nirvana Sutra dice: “Todos los mortales tiene naturaleza búdica. Pero está cubierta por oscuridad de la que no pueden escapar. Nuestra naturaleza búdica es la atención plena al presente: vivir en atención y hacer que los demás vivan en atención. Entender la atención plena, es liberación”.
Todo lo bueno está cimentado en la atención plena. De esta raíz de atención plena crece el árbol de todas las virtudes y el fruto del nirvana.
Contemplar la mente de esta forma, es comprensión.
—Bodhidharma, Primer Patriarca del Budismo Zen. Siglo V – VI, China.
Traducido por Kyonin.