Estar con el guapo subido suele ir acompañado de un estado de ánimo positivo. Todos nos hemos encontrado alguna vez con alguien al que hemos visto especialmente atractivo, esa persona que está guapísima sin saber por qué.
De entre todas las cosas que nos embellecen, una de las más llamativas es una buena vida sexual. Posiblemente sea cuestión de endorfinas, pero lo que es cierto es que el sexo otorga otra lozanía y eso se transmite a los demás.
Los neuropsicólogos han llegado a la conclusión de que "mantener una vida sexual activa es el modo más eficaz de conservar una apariencia juvenil", después de realizar un estudio entre 3.500 voluntarios en el que se medía la relación entre sexo y la apariencia de juventud o el atractivo.
Las parejas que hacen el amor tres veces por semana parecen entre cuatro y siete años más jóvenes que aquellas que tienen menos sexo. La causa, es que "el sexo es el mejor ejercicio aeróbico que promueve la renovación de la piel al incrementar los niveles de oxígeno y aportarle más nutrientes".
La sangre se bombea por el cuerpo, con lo que las células cutáneas más frescas y más jóvenes, suben de las capas más profundas de la piel a la superficie, lo que ayuda a crear una apariencia más joven y saludable.
El amor, y para ser exactos la pasión, se encuentra muy unido a esto. En el enamoramiento hay dos hormonas que se disparan; por un lado las endorfinas, que se segregan por el roce corporal y por la acción del sexo, tan intenso en esa primera etapa de las relaciones. La otra hormona es la oxitocina, que es la hormona que nos vincula a la otra persona y también nos hace estar radiantes.
No debe extrañarnos que al descubrir la ciencia la relación entre cerebro y piel, el mundo de la cosmética se hiciera eco y sacara provecho de ella. Así surgió el concepto de neurocosmética, investigando en qué podía potenciar la acción de las endorfinas a las cremas de belleza.