Revista Opinión

El SIDA moral: La degeneración de la raza blanca

Publicado el 04 mayo 2023 por Liberal

En estos últimos días, he estado pensando sobre la palabra «racismo» y el terror que la palabra infunde entre los blancos de «bien». Más que asesino o pedófilo, en el siglo XXI, ser acusado o tachado de racista es posiblemente el peor insulto para una persona blanca. Recuerdo que ya en los años 90, cuando yo (y algunos otros) advertíamos de que las parejas mixtas podrían aumentar el SIDA entre las mujeres blancas (digo mujeres porque normalmente las mujeres blancas son las que más aceptan ser pareja con negros) y el hombre blanco es muchísimo más selectivo, aunque lo niegue en público por miedo a perder su puesto de trabajo o ser acusado de algún delito ficticio por parte de las autoridades que buscan erradicar a los librepensadores que dicen la verdad como yo, por ejemplo. Aquí en esta página web se dice lo que muchísima gente blanca decente piensa, pero tiene terror de reconocerlo en público. Pero diga lo que diga el sistema corrupto de nuestros gobiernos, la verdad es que los varones de raza negra tienen 8,1 veces más casos de SIDA que los varones blancos. A pesar de que los negros representan el 13% de la población en Estados Unidos, el 42,1% de los casos de infección de VIH lo representan ellos. ¿Me invento este dato? Pues va a ser que no. Me ha sorprendido que el gobierno americano sea el que haya confirmado estos datos en su página web oficial sobre la salud de las minorías raciales. Dicen «minorías», pero últimamente me parecen ya mayoría en algunos rincones oscuros, valga la redundancia, del país. Por supuesto, cuando yo subrayaba este hecho ya en los años 90, la gente se ponía histérica. No solo mis compañeros de clase se ponían histéricos, sino también los administradores de los colegios y universidades donde yo iba. Les incomodaba muchísimo lo que yo decía y organizaban manifestaciones «contra el racismo» constantemente. Se considera una herejía, para los enemigos de Dios y la libertad, afirmar el hecho de que los blancos no somos iguales a los negros. ¿Somos seres humanos? Sí, pero no somos hermanos raciales. Incluso dentro de la raza blanca no se puede hablar de pueblos hermandados, pues no es lo mismo un anglosajón que un francés, que un español, y no es lo mismo un castellano o extremeño, que un catalan o gallego. Puede que todos sean blancos, pero somos diferentes. Dios nos ha hecho diferentes por razones divinas en su santa soberanía. Si Dios hubiese querido que todos fuéramos color marrón o mestizo, así nos habría creado, pero la realidad es otra. Pero sí, para los «biempensantes» que hoy pululan en el mundo occidental, no hay nada peor que ser racista, ¿verdad? Es curioso como en esta cuestión, es fácil ver quiénes son nuestros enemigos: los católicos, los marxistas, las feministas, los globalistas, y no pocos neoevangélicos «curiosamente» todos predican lo mismo «err raSijmo es mú malo tio…qué malo eres….¡¡tos zomoj iguales!» Incluso, no pocos de ellos amenazan con violencia. De hecho, hoy en día es perfectamente aceptado por las autoridades y los jueces darle una paliza a un «racista», y no computa como delito de odio, pero si te atreves a tan solo insultar a alguien por su color, podrías ir a la cárcel. El sistema está totalmente tomado por alienígenas y está corrompido. Ningún cristiano debería colaborar con el sistema judicial corrupto y anticristiano que hoy se impone en los países occidentales.

Lo que más les provoca «estrés» a estos borregos del sistema, porque no son otra cosa que una masa de borregos con un lavado de cerebro importante impuesto por los medios de comunicación, la televisión y sus colegios, es aquella que dice que las parejas dentro de la misma raza son mejores que las parejas mixtas. Esto les incomoda muchísimo, precisamente porque han estado décadas haciendo apología de la inmigración masiva y de la mezcolanza racial. Cuando todos sean mestizos, de color muy oscuro, todos viviremos en un mundo feliz para siempre. Ya no habrá «racismo», nos dicen. Pero bueno, propaganda así me la espero de un católico romano, o de un neoevangélico, o de un judío. Realmente, lo que más me decepciona a mí personalmente es el grado en el que estas ideas tan retorcidas han calado entre el público blanco en general.

Estimado lector, es mucho peor de ser una cuestión simplemente de haber sido víctima de una información incorrecta o falsa sobre las diferencias raciales. En general, todos estos comportamientos que vemos en el Occidente de hoy son fruto de un «reblandecimiento», de una feminización de las actitudes públicas, sobre todo las de los varones. Dicho de otra manera, hoy las mujeres son más masculinas, y los hombres son más femeninos en su mentalidad y bueno, hasta en su vestimenta…pues solo basta con ir a las grandes ciudades y ves a chicos con chanclas y pantalon corto por la calle, hablando con un tono de voz de ardilla, o rata más bien. Las universidades occidentales han sido degradadas en el nombre de la igualdad, es decir, han sido «desmasculinizadas». Si te fijas en los típicos universitarios de los últimos 40 años, parecen más bien veinteañeros con actitud de niños infantiles. Hace un siglo, un varón de 20 años ya tenía muchísimas responsabilidades. También, cómo no, las mujeres tenían responsabilidades, incluyendo atender a su marido, su hogar, y sus hijos. Incluso la generación «boomer», que son de entre los peores también, algo mejor eran que los «millennials». Al menos tenían la posibilidad de ser llamados a la guerra y eso lo llevaban muy interiorizado.

Sabes, hay algunos tipos de comportamiento que surgen de lo «fashion», y otros comportamientos que son muestras de tu carácter. Un ejemplo de un comportamiento «fashion» sería el fumar tabaco, por ejemplo, o el tipo de alcohol que bebas. Durante muchos años, el fumar tabaco estaba considerado, en algunos círculos, como una costumbre de «clase obrera». Por supuesto, las damas que se dieran a respetar en público no fumaban, y los varones no solian fumar delante de sus padres, más bien por una cuestión de respeto. En España, yo llegué a conocer a señoras mayores que, aunque fumaban tabaco, me decían «delante de mi padre jamás fumaría». ¿Te imaginas a una mujer española de las actuales, con lo chabacana, ordinarias y plebeyas que son, decir algo así? Si es que hasta hoy en día se dan casos de chicas, SÍ CHICAS, que le pegan a sus padres y saben que pueden porque en la «New Spain» de la globalización, si un padre le da una buena hostia merecida a la puta zorra de su hija, va a la cárcel por «delito machista». Pues estimados padres españoles: si tu hija te pega porque tú quieres mantener un hogar de disciplina y cristiano, la ley de Dios se ha de cumplir antes de la ley del estado español que no es legítimo ante Dios. Tú defiéndete y pégale una hostia inolvidable a tu hija. Si vas a ir a la cárcel, al menos vé a la cárcel por una buena causa, la de Dios. Nunca dejes que ninguna chavala (ni hijo varón tampoco, ojo) te falte al respeto, y mucho menos que te ponga un dedo encima.

El cambio más brutal que ha habido desde los años 60 es el consumo de drogas ilícitas. Hace 50 años, la única droga aceptable entre gente de bien era el alcohol o el tabaco, como mucho. Quizá en algunos colegios muy judios del noreste de EEUU el consumo de drogas era más normal, pero ciertamente no en las zonas decentes de EEUU ni de otros países occidentales. Whisky, ginebra, cerveza, sí; hachis, marihuana, cocaína y heroína, por supuesto que NO. Se conocía sobre esas drogas, pero cualquiera que las haya consumido inmediatamente se convertía en un paria social. NO era aceptable el consumo de drogas bajo ninguna circunstancia.

El ser un fracasado, o suspender tus clases, tampoco era aceptable socialmente. Se premiaba el éxito y la competencia, la excelencia y la calidad en tu trabajo. Cuando se publicaban las notas, éstas tenían un significado social muy importante. Sacar un sobresaliente no te garantizaba ser popular, pero sí respetado. Sin embargo, suspender o sacar un aprobado era considerado más bien para gente fracasado o mediocre, en el mejor de los casos. Nadie quería verse en compañía de un perdedor. Hoy, los perdedores son puestos como «ejemplos» y lo que trabajan bien son los «blancos malvados racistas». No hay más que ver como esta sociedad venera, se postra, ante un delincuente drogadicto y perdedor, una gentuza criminal, como fue George Floyd, y en comparación ver cómo quieren borrar nuestra historia de hombres blancos ilustres, quitar estatuas, en definitiva, sustituir una civilización tan inteligente como fue aquella, con la sociedad de delincuentes protegidos que tenemos hoy en día. Hoy, a los fracasados se les escuda de toda consecuencia de su fracaso, se genera todo tipo de pretextos para defenderles y se toleran como nunca. Ha habido, claramente, un cambio de carácter, un cambio cultural, y un cambio moral a lo negativo.

Algo parecido ocurre con la raza. Hace tan solo 40 años, se alguien descubria que una chica blanca tuvo relación sexual con un negro, significaba su fin social. Era casi como descubrir que cruzó sus genes con un perro: peor, de hecho. Y no, no era solamente que los negros tenían un bajo nivel social. Ya hace 40 años había negros millonarios y famosos, pero su riqueza no les habría ayudado en nada en esa cuestión.

Hay tipos de comportamientos que las personas «normales» aborrecemos y mucha gente en el fondo también aunque lo nieguen en público por miedo. Una de estas cosas es la mezcolanza racial. Aun hoy en día, no creo que haya ni un solo hombre que se de a respetar que quiera casarse con una chica que haya tenido muchas relaciones sexuales con muchos hombres. El hombre que no aborrezca de este tipo de comportamientos simplemente demuestra que tiene un problema de carácter moral. Una comunidad o sociedad que proclama ese tipo de comportamientos degenerados como aceptables es una sociedad débil y moralmente equivocada, una sociedad blandita y degenerada como la que tenemos ahora…blandita ante el delincuente, blandita ante el inmigrante ilegal, pero cobarde de manera implacablemente cruel contra la gente decente y cristiana.

No soy sociólogo y tampoco tengo ni el tiempo ni los recursos para realizar un estudio académico sobre la relación entre todos estos cambios que vemos en la sociedad y en el comportamiento de sus gentes — pero creo que sí podría existir una fuerte relación entre tres cosas: primero, la sobreprotección de los hombres contra las amenazas del mundo natural; segundo, la falta de hombría; la pérdida de la autoconfianza, madurez y responsabilidad; la falta de ser intrépidos e independientes entre los varones jóvenes blancos hoy en día; y tercero, la voluntad de aceptar y tolerar todo tipo de comportamiento criminal, degenerado, perverso y delictivo como algo «normal». Esta vida tan cómoda ha provocado que la moral se atrofie, algo así como que la falta de ejercicio atrofia lo físico. Se podría decir que es parecido al SIDA. Mientras que los negros sufren muchísimo más casos de SIDA, el equivalente moral, el VIH moral, está provocando estragos entre la población blanca, hoy completamente derrotada y desmoralizada. Si hablas con el típico varón blanco occidentañ hoy en día, la mayoría carece de tener fe cristiana (es más, en algunos casos son hostiles contra la iglesia de Dios) y muchos lo único que buscan es el placer, y el ocio. Esto, menos mal, se da menos en EEUU. Mientras que los franceses incendian Paris porque el presidente quiere obligarles a jubilarse a los 64, aquí tenemos un presidente que RUEGA seguir trabajando a los OCHENTA años. Aunque las cosas estén tan mal en USA, no existe aún el brutal grado de feminización de Europa. Aquí todavía es muy fácil detectar a un grupo de turistas europeos varones: suelen ser menos corpulentos, más afeminados (visten más como chicas que como varones) y te dicen, con toda la seriedad posible, que buscan «conocer distintas culturas» y que «viajar cura el racismo». Dan risa. Por algo se les llama aquí «eurotrash», o «eurofags» (euromaricas). ¿Quiénes de vosotros no habéis estado en España alguna vez y estando en la barra de una cafeteria, el tipico niñato de hoy en día poniendo el codo sobre la barra mientras se toma el café? Yo una vez hace años se lo dije a un chaval allí…»el codito en la barra sobra, eres nena?» Incluso, algunos supuestos «heteros» llevan la pulserita de la bandera del arco iris, la nueva religión, en señal de «solidaridad» con el colectivo homosexual. En España, la pederastia y la homosexualidad son religión de estado.

A pesar de que esta enfermedad moral ha infectado a toda nuestra gente, a mí me parece que ha hecho más daño en nuestras universidades antes que cualquier otro sitio. Quizá esto se debe a que los estudiantes universitarios han estaado algo más «protegidos» del mundo real en comparación con el resto de la población, o quizá porque los ingenieros de la enfermedad se han centrado más en las unis. De todas maneras, no creo que la universidad tenga por qué ser degenerada necesariamente si las cosas se hacen bien. Por ejemplo, históricamente, en muchas universidades alemanas antes del desastre mundial de 1939, existían asociaciones de caballeros jóvenes interesados en el duelo. No solo servían para mantener una conciencia de honor masculino, sino que además los jóvenes varones aprendían a estar expuestos a un peligro físico e incluso la posibilidad de sufrir dolor. No estoy, necesariamente, abogando por tener duelos en las universidades. Existen problemas muy graves que deberían resolverse ante todo. Solo digo que una universidad no tiene por qué ser una institución negativa como lo son hoy. No tienen por qué ser un centro de pensamiento políticamente correcto y adoctrinador, y donde los jóvenes creen que tolerar todo lo que sea perverso y destructivo es una virtud. Una universidad no tiene por qué ser un centro de drogas, rock and roll, alcohol, y filosofías marxistas. Aquí mismo en EEUU hay varias universidades cristianas que nada tienen que ver con esos demonios. Puedo dar nombres: Grove City College, por ejemplo, o Calvin College (aunque últimamente estos están siendo algo más permisivos, y se ha infiltrado alguna que otra idea «woke»). Otro «college» muy bueno, de momento, es Pensacola Christian College. En ese «college» no permiten escuchar música rock, ni hip hop, ni jazz, ni nada que sea contrario a la música clásica cristiana. Tampoco permiten relaciones sexuales antes del matrimonio, y las chicas deben llevar falda larga, y los varones, pantalón de vestir…nada de vaqueros, o pantalón corto inmoral que demuestra la carne y provoca la lujuria sedienta de la inmoralidad sexual. Tampoco se permiten las relaciones homosexuales. EEUU sigue siendo un país más libre para los cristianos, si comparamos con el continente europeo.

El verdadero problema es que los futuros líderes de todos los sectores de la sociedad pasan por las universidades y son impregnados de esas ideas tóxicas de la izquierda. Hace 60 años o más atrás, no existían feministas en las universidades, ni tampoco existían los grupos de travelos pervertidos y enfermos de la mente, tampoco existía el movimiento «Black Lives Matter», obviamente, ni tampoco ningún degenerado que hoy tiene protagonismo tendría foro en aquellos años. Fuera de Nueva York, las universidades siguen siendo el único otro sitio donde se toleran las ideas comunistas y se les da supremacía. Por supuesto, antes de los años 60 había algunos individuos en las universidades que eran marxistas, pero nadie les tomaba muy en serio…no lo suficientemente serio como para darles una paliza. Quizá darles palizas a tiempo no hubiera estado de más, para impedir que esos frikis hicieran más daño al país.

Cuando analizo los problemas de las universidades, no me obsesiono con un elemento nada más. Realmente, veo 3 grandes cambios, y todos están relacionados. El primero es la imposición, desde los años 80 y cada década de manera más agresiva, lo que llamamos «políticamente correcto». Toda universidad en América ahora tiene lo que equivale a un «Ministerio de la Verdad» orweliano, que determina qué ideas, qué pensamientos, qué expresiones, incluso qué hechos, son permisibles. Si das señales de que tienes cualquier idea fuera del manual izquierdista, vas a tener un grave problema. Por eso mis enemigos tienen tan difícil entender que las infecciones de SIDA son mucho más altas entre los negros en comparación con los blancos o que los negros, en proporción a su porcentaje de la población total, delinquen más que los blancos. Lo mismo pasa en España con sudamericanos y moros. Esos grupos roban bastante más, y con violencia además, que los españoles. Son los despojos que nadie quería en su país, aprovechándose de la estupidez de los españoles. Son hechos políticamente incorrectos. Y, por supuesto, el decir que una pareja interracial no es algo ideal también se considera políticamente incorrecto y propio de un neonazi. Te reto a que le digas a un grupo de españoles «normalitos» todo esto y verás que les entrará pánico, cuando no asco sobre lo que dices. Te dirán de todo menos guapo y por supuesto no les gustaría verse asociados contigo. El diablo no puede estar junto a Dios, como ya os he dicho muchas veces. Si eres verdaderamente cristiano, no es posible que puedas llevarte bien con la sociedad actual.

Cuando nuestros abuelos y anteriores eran jóvenes, eran libres de tener pensamientos ofensivos e incluso de ofender a otros. Si lo hacían con normalidad, se convertían en personajes muy antipáticos, pero NADIE te prohibia tener tus criterios. A lo mejor no te invitaban a una fiesta, pero eso es muy diferente de lo que ocurre ahora. Al mismo tiempo que se impone al hombre blanco consciente de su identidad espiritual y racial la chaqueta de fuerza de lo políticamente correcto, otra imposición surge desde hace muchos años. Se llama «la tolerancia», que la «tolerancia» es algo muy positivo. Puede parecer que entra en contradicción con lo políticamente correcto, pero no es así. La «tolerancia» es simplemente otra variante de lo mismo: es tolerar aquellas cosas que serían intolerables en una sociedad sana, y ser intolerante contra todo lo sano, intolerantes contra todas aquellas cosas que sabemos era lo correcto y moral. La «tolerancia» hoy significa que aceptes a las feministas, o a los trans, o a los marxistas o musulmanes sin preguntar. Significa que tengas que sonreír cuando veas a una pareja mixta por la calle, o tolerar comportamientos como los de Bill Clinton o Black Lives Matter, o tolerar que el gobierno federal tenga poder de irrumpir en una iglesia y asesinar a todos los cristianos dentro, incluso cuando tenga niños, como hicieron famosamente en Waco en los años 90. Por supuesto que la «tolerancia» no es aplicada a nada que tenga que ver con «racismo blanco», o «machismo» o la cristiandad. La nueva «tolerancia» es sencillamente lo políticamente correcto, pero con una sonrisa falsa.

El segundo cambio importante en nuestras universidades también se ve en la sociedad en general, pero ha afectado a las universidades de forma muy negativa, y se llama eso de la «diversidad cultural». Cuando nuestros abuelos eran jóvenes, las universidades occidentales eran blancas. La única minoría destacable eran los judíos. También siempre hubo un sazón de asiáticos. Mis abuelos no tuvieron ningún compañero de raza negra que yo sepa. De lo contrario, me lo hubiesen dicho. Existía un fuerte sentido de comunidad en esos tiempos, y los alumnos blancos, aunque fueran de origen obrero, sabían que las universidades originalmente fueron creadas por blancos y para blancos, especialmente para blancos de fe cristiana, nada de ateos indeseables. Si eres ateo, tú no puedes ser buen ciudadano de un país.

Hoy en día, es totalmente diferente. No pocas facultades están tomadas por asiáticos (como matemáticas) y otros no-blancos, hasta tal punto que las administraciones no les interesa para nada tener alumnos blancos. Ya no queda nada de aquellas instituciones de origen europeo. Lo que han hecho, en efecto, es marronizar las universidades. Lo que buscaban era diluir la presencia de blancos, para que ningún blanco sienta un sentido de pertenencia. No querían que ningún blanco sintiera esas universidades como suyas, como de sus ancestros, y así no se opondrían a los cambios. Así ha terminado la cosa, con una degradación de la calidad humana en todos los sentidos.

Y no son solamente los no-blancos los que han degradado, con su presencia, la calidad de nuestras universidades. Hay que incluir en todo esto a los secuaces de los administradores politicamente correctos: las feministas, el lobby homosexual, etc. La misma gente que ha estado «des blanquizando» las universidades también lo hacen con la sociedad en su conjunto. Toda América va hacia el mismo destino tercermundista, y no, no es nada agradable. Miami es un ejemplo. Miami empezó como ciudad anglosajona blanca sureña, y admitió a cubanos de raza blanca en los años 60 y 70. Sin embargo, ahora Miami está invadida de guatemaltecos, mexicanos, nicaragüenses, etc…y esta gente, totalmente analfabeta y gorda, ha degradado aquél Miami de antaño con su presencia. Los colegios en Miami dan asco y vergüenza ajena con esta escoria que nadie quiere ni en sus países de orígen. Lo mismo pasa con los cubanos inmigrantes actuales, en su mayoría de raza negra o mulata, además de delincuentes y gente de moral más que cuestionable. Nada que ver con los cubanos de origen español y blanco que llegaron en los años 60 y 70 a Miami y construyeron una gran ciudad próspera.

¿Y lo tercero? Lo que yo llamo el «amariconamiento» de nuestras patrias. Se ha impedido la capacidad de nuestro pueblo y raza a DISCRIMINAR en todo tipo de situaciones que lo exige la supervivencia. ¿Alguien se imagina a los nacionales de una nación sana, normal, permitiendo su expolio como permitimos nosotros los de raza blanca? Ninguna nación moralmente sana permitiría esa invasión en toda regla. Una nación sana no toleraría el comportamiento que se tolera de sus políticos desde los años 90, empezando con la flagrante inmoralidad de Clinton en la Casa Blanca, a la actualidad con congresistas como la tercermundista Ocasio Cortez y otras «miembras» del «squad», o a mujeres totalmente indeseables como la tal Irene Montero en España. ¿Desde cuando hace que no matamos a un político? Realmente estamos enfermos.

Una nación que permite lo que las naciones occidentales han permitido en los últimos 40 años no solo está enferma, sino que además no merece vivir. Una nación de origen blanco que permite a los hijos de los que fueron esclavos y a los hijos de sus propios enemigos enseñarle a los jóvenes y que les permite controlar los medios de comunicación para promover todo tipo de perversiones degeneradas no solo está enferma, sino que roza la muerte. Si los padres fundadores de EEUU llegaran a ver el panorama demográfico y moral de lo que hoy es EEUU, no reconocerían el país, aunque Jefferson no estaría sorprendido. Jefferson ya dijo que cada país tiene el gobierno que se merece, el gobierno que vota. Los gobiernos actuales son muy buenos reflejos de sus pueblos inmorales.

Creedme, si la gente no estaría sufriendo de SIDA moral y tuvieran una sociedad como la actual, donde hasta el ejército americano recluta y promueve a los travelos, provocando el asco (con razón) del héroe de raza blanca que mató a Bin Laden, veríamos los cuerpos de políticos, jueces y funcionarios colgando de un arbol o semáforo. Los edificios principales de todos los medios de comunicación y de Hollywood estarían en llamas, y correría la sangre de los que trabajan en estos centros de perversión y lavado de cerebro de nuestros jóvenes. Las ciudades como Los Angeles, San Francisco, Chicago y Nueva York, entre otras, estarían bloqueadas por un ejército de patriotas cristianos libres y se estaría deteniendo a todos los pandilleros, delincuentes, atracadores y demás chusma que habita en ellas. Eso es lo que ocurriría si tuviéramos gente de mayoría sana, patriota y cristiana en vez de países con enfermedad incurable derrotada por los que plantaron el SIDA moral.



 





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