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El sillón por encima del fútbol

Publicado el 29 junio 2017 por Trescuatrotres @tres4tres

Mientras Chile vive otro momento histórico, consiguiendo el pase a la final de la Copa Confederaciones que confirma el carácter ganador de su generación, permitidme que comparta una reflexión. Como ya sabéis, me gusta tratar al fútbol como a algo más que un deporte. Un estilo de vida, un ente que rodea todo y va más allá de la competición. Sobre todo, porque un club es como todo grupo de personas. Es decir, hay personalismos, rencillas y estados de ánimo que pueden llegar a condicionar el futuro de una institución. Y su máxima expresión se da en las elecciones a la presidencia.

El fin de la temporada es el momento perfecto en algunos clubes para llevar a cabo la llamada a las urnas. Las elecciones a la presidencia de algunos equipos, muchas de ellas en verano, se tornan últimamente en batallas fratricidas de infausto final. Cual política se tratara, los candidatos al sillón no muestran remilgos a la hora de desplegar los resortes y armas políticas a los que los partidos nos tienen acostumbrados en el ámbito estatal, regional o local. La guerra sucia resultante de sobrepasar los límites de la educación o la vergüenza también ha encontrado acomodo en nuestro deporte rey.

Promesas de fichajes, aspiraciones a Europa o dádivas al socio son algunas de las artimañas puestas en marcha en este tablero. Sin duda, la primera de estas argucias es en mi modesta opinión la más ridícula de todas ellas. Me imagino la cara de ese representante de crack cuando se reúne con el candidato a la presidencia de un club. Amagos de fichaje con los que se intenta moldear la opinión del electorado y que no dejan de ser absurdos. Si me votas, traigo a fulanito. Bueno ¿y si no sales elegido, por qué no le ofreces el fichaje al club, que es el que importa?

Pues por eso. Porque el club no es lo que importa. Lo relevante es el éxito personal de aquel que se encarama al palco en busca de rédito profesional o engrosamiento del ego. Y no importa si en el camino siembran la división en la afición, acostumbrada a remar en un sólo sentido, el de la victoria. Y da igual si se valen de leyendas que no dudan en mancillar su recuerdo con tal de conseguir una parte del pastel. Sin importar tan poco el sentimiento que pueda provocar en la afición ver a un ídolo sembrando discordia. Y lo mejor, que incluso más de uno se atreve a criticar las actuaciones llevadas por consejos de los que formaron parte.

En definitiva, que mientras Chile pasaba en los penaltis, me preguntaba si esta es la deriva a la que nos lleva el fútbol actual. Si el caramelo de una presidencia en la Liga Santander puede llevar a un ansia de poder que dinamite la unidad de un club. Porque como ya advirtió Galeano, el sentimiento de pertenencia a un club está por encima de todo y somos seres susceptibles. Así que viva el fútbol y el que quiera hacer negocio o rentabilizar su imagen personal, que se meta en política, que ese campo ya está perdido.

Fútbolpresidente

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