Revista Medio Ambiente

El síndrome avestruz o cómo recuperar tu enfoque

Por Valedeoro @valedeoro

Hazte el avestruz: corre o ataca, pero toma una decisión.

Corre la leyenda de que el avestruz ante el peligro esconde la cabeza en la arena para disimular que es un arbusto. De ahí el origen del síndrome avestruz, la capacidad de ignorar tareas, fechas límites, problemas o cualquier otra actividad que requiere alguna acción de tu parte. Yo también soy avestruz a veces: cuando no sé cuál sería el próximo paso, cuando me da miedo o cuando simplemente no quiero hacerlo. El problema es que por mucho ignorar, la situación no se resuelve sola. Y mientras tanto mi subconsciente me va taladrando el cerebro: deberías llamar al médico, que el dolor no desaparecerá. Deberías averiguar como se utiliza esta herramienta. Deberías entregar esta propuesta.

Los avestruzes de verdad corren… o atacan

¿Has visto un avestruz en la vida real? ¿Se parecía a un arbusto? Ni la hiena más ciega de la Savannah se confundiría acerca de lo que tiene adelante. Un avestruz es un avestruz aunque no te mire. Así que hice una mini-investigación. Resulta que lo de meter la cabeza en la arena para que pase el peligro es una leyenda urbana. Si ves un avestruz con el pico en el suelo, está comiendo o dándole la vuelta a los huevos. Cuando se acerca un peligro de verdad (una tarea para ti) lo evalúa para escoger la mejor de sus dos opciones: correr o una patada en el estómago.

Hazte el avestruz y evalúa tus tareas

El avestruz es un ave que no sabe volar. A cambio corre a una velocidad vertiginosa alcanzando fácilmente los 70 km/h. Su primera opción por lo tanto es casi siempre correr, si hace falta en zig-zag hasta que el otro se canse. Tú estás haciendo lo mismo al evitar estas actividades que no te apetecen, con un pequeño error: el avestruz corre hasta estar completamente a salvo. Tú solo mueves la tarea de un lado al otro, sin olvidarla realmente. El truco está en hacerlo como un avestruz de verdad: deshazte de la tarea para que ya no esté ni dentro de tu campo de visión.

  • Si existe otra persona que se pueda encargar de esta tarea: delégala.
  • Si el proyecto no te aporta nada ni te gusta: ciérralo oficialmente.
  • Si después de tanto tiempo ya ni importa: táchalo de tu lista y olvídalo.

Existen algunos depredadores, como el guepardo, que son más rápidos que un avestruz. Además puede haber ocasiones en las que no hay por dónde escapar. En este momento el avestruz pasa al ataque. Generalmente una patata bien puesta revienta los intestinos del adversario y el avestruz puede seguir con su día. Tú puedes hacer lo mismo: cuando no existe alternativa, ataca. Canaliza toda tu energía para acabar con la amenaza ahora mismo. Y después sigue con tu día.

Productividad minimalista: el avestruz previsor

La idea de que solo hagas lo que añade valor a tu vida a tu día a día es la base de cualquier aspecto del minimalismo. Concéntrate en lo que vale pena: deshazte de las cosas que no utilizas ni te gustan. Dale prioridad a las personas que te transmiten buena energía. Dedica tu tiempo a las actividades que crean valor para ti o para tus proyectos. Seguirá habiendo aspectos difíciles a resolver, tareas indeseadas a terminar o fechas límites a cumplir. Aún así, al enfocarte siempre en lo más relevante, podrás evitar el desperdicio de energía en cosas que no valen la pena.

Hazte el avestruz de verdad: corre o ataca, pero no te quedes a medias.


Imagen: Alexo! / flickr


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