Revista Salud y Bienestar

El sobrepeso incrementa entre un 4 y un 10% el riesgo de recaída en el cáncer de mama

Por Fat

La obesidad es mucho más que un problema estético; es un grave problema de salud pública a nivel mundial. Los antiestéticos “kilos de más” están relacionados con múltiples enfermedades metabólicas y cardiovasculares, pero también incrementan el riesgo de padecer cáncer. La alimentación juega, en este sentido, un papel muy importante en el desarrollo de determinados tumores, como se ha descubierto recientemente, pero no se trata de los productos que comemos sino de cómo afectan las grasas de los alimentos sobre nuestro organismo. “La obesidad, padecer sobrepeso o poseer mayor porcentaje de grasa corporal favorece la producción de estrógenos y eleva los niveles de éstos, y esto incrementa la aparición de cáncer de mama”, explica el doctor Miguel Ángel Seguí, experto del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM).
En los países desarrollados, esta relación es mucho más evidente en los últimos quince años, debido al abandono progresivo de la dieta mediterránea - rica en frutas, verduras y hortalizas-. En la actualidad, se calcula que entre un 8 y un 10% de los tumores mamarios en mujeres por encima de los 45-50 años están directamente relacionados con el estilo de vida de las regiones industrializadas. Sin embargo, aclara este experto, “diferentes estudios en mujeres pre menopáusicas muestran todo lo contrario: el exceso de peso tiene un efecto protector”. Sólo en España, el 30% de las mujeres son obesas y cerca del 50% tienen sobrepeso.
Estilos de vida Si bien es verdad que la alimentación no es el único factor de riesgo a tener en cuenta en el desarrollo de un tumor maligno, lo cierto es que el consumo de soja durante la infancia tiene un efecto protector en la edad adulta. Esto explicaría por qué Asia y África concentran la incidencia más baja de cáncer de mama frente a Europa y Estados Unidos. “Las poblaciones asiáticas de Japón, Indochina y Vietnam han consumido durante muchas generaciones soja, a diferencia de la cultura europea y norteamericana, donde su consumo es mucho más reciente”, prosigue el doctor Seguí. De hecho, por cada mujer asiática que padece cáncer de mama en Europa se diagnostican tres nuevos casos.
Al igual que ocurre en el continente europeo, donde las tasas más elevadas de cáncer de mama se asocian a los países del centro y del norte, en España, las zonas con más casos se corresponden con las comunidades autónomas del norte. “En el continente americano ocurre lo mismo. Conforme viajamos al sur desde Estados Unidos, la incidencia desciende en la población de Centroamérica y Sudamérica. Esto tiene que ver con el estilo de vida occidental, donde el sedentarismo y la obesidad son más habituales”, explica este oncólogo.
Durante el tratamiento Como factor de riesgo, el exceso de peso también tiene efectos negativos en las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama, incrementando entre un  4 y un 10% el riesgo de recidiva o de volver a tener un segundo tumor. “En la mujer obesa y sobre todo en la menopáusica, los kilos de más elevan los niveles de estrógenos y hormonas que no benefician el tratamiento”, puntualiza el doctor Miguel Ángel Seguí. “Una parte de nuestro trabaja consiste en vigilar que las pacientes tengan un peso adecuado, ya que está demostrado que las mujeres con un índice de masa corporal correcto tienen un mejor pronóstico”.
Durante el tratamiento es frecuente que las pacientes presenten efectos secundarios que influyen negativamente en su adecuada alimentación: pérdida de apetito, náuseas y vómitos, llagas en la boca, diarrea o estreñimiento, cambios en el sabor de las comidas, etc. “No hay ninguna comida especial que vaya bien o que las pacientes deban evitar, sólo aquellas que ayuden a soportar las molestias de la quimioterapia y eso no deja de ser algo muy individual. Hay mujeres que toleran muy bien un tipo de comida, mientras que a otras le pueden provocar náuseas”, explica el doctor Seguí, quien aconseja seguir una dieta completa y equilibrada para evitar la bajada de las defensas.

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