Revista Cine
Soñé que no sé porque motivo de repente estaba en tu carro. Era esta época porque estoy como estoy ahora (pelo corto) y tu vestido como en las fotos donde te vi recién. Los sueños son de lo mejor de la vida, porque son gratis. En el sueño nadie dijo nada, ni "Hola", ni "Tanto tiempo sin verte", fue un sueño a colores, pero mudo, y gracias a Dios porque las palabras entre nosotros sobran. Te desabotoné la camisa, te besé el cuello, me hundí en tu perfume como se hunden mis pies en el mar en este instante, intentando acariciar cada grano.
A todas estas tú estabas manso, te dejabas hacer, y eras dulce conmigo, nada de "Stop", nada de "No se puede", todo era "Si" en mayúscula y con énfasis, como los besos que te daba, como la brisa olorosa a mar que choca con mi nariz ahorita... Fue entonces cuando recliné el asiento del conductor donde estabas sentado y me senté sobre tú... ya sabes... comenzamos a jugar, a restregarnos… cuando me besaste en la boca ya estaba mal, totalmente enfebrecida… tragándome tu lengua como esta barquilla que devoro con cuidado para que no caiga al mar y se pierda en la playa... Después del beso me desperté, no supé mas de ti, no volví a verte, y me eche agua en la cara para distraerme, como ahora camino con el agua en la cintura, sintiendo la arena en los pies y el sol en este día en que no te miro.