El supermercado de las emociones

Resulta curioso cómo siempre es un éxito tocar el tema de las emociones en los procesos de desarrollo de personas y equipos.

En los últimos días he podido ratificar una vez más que hablar de emociones y de su gestión es la mejor manera de levantar el clima de un equipo o de despertar su interés cuando éste decae… también he asistido al emocionante proceso de ver cómo la introducción bien ordenada de conversaciones sobre emociones, percepciones y afectos mutuos, servía para modificar completamente la ética de un equipo directivo en lo relativo al modo de enfocar la dirección de personas.

La publicidad conoce muy bien estos resortes y así ha convertido el consumo en un supermercado de emociones, ya que nuestra torpeza y falta de entrenamiento en el control de las mismas nos deja a merced del otro.

Nuestra relación con el mundo se forja en el trabajo interior y, sin embargo, la mayoría vivimos volcados hacia fuera.

¿Cómo podemos salir de este desequilibrio en la actividad del día a día?