Desde el pasado 8 de octubre y hasta el 12 de enero podemos ver en Madrid una fabulosa exposición que reúne a los mejores artistas del movimiento más convulso del arte moderno. El Surrealismo. Un movimiento principalmente inspirado en el sueño que, sin embargo y curiosamente, en ninguna exposición anterior se ha abordado desde ésta, su directa vinculación y perspectiva.
No fue sólo un movimiento artístico, sino una actitud ante la vida afrontada a partir de ahora con mayor libertad. La búsqueda de una plenitud del ser humano y su sofisticación mental. Fue por ello una especie de revolución artística contra los que concebían y asumían una sociedad cargada de errores, de dolor y sufrimiento aceptados como una realidad. La liberación de la mente era su propia forma de liberación (valga la redundancia) y de revolución.
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En el mes y medio que lleva expuesta, la he visitado dos veces. Tal ha sido el impacto que sobre mí ha ejercido que desde entonces cada vez que recuerdo un sueño pienso en cómo lo dibujaría si pudiera hacerlo tal y como harían Bretón, Magritte, Dalí, Dorothea Tanning… Porque los sueños los vemos con verdaderos ojos y como tal pueden y fueron dibujados.
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El Museo Thyssen-Bornemisza, una vez más, nos acerca una exposición única y genuina. El surrealismo está vinculado a los sueños, y sin embargo nunca hasta ahora se había materializado su unión en una muestra pictórica.
Quizá fue Freud quien abrió la puerta a los primeros artistas que de forma sugerente comenzaron a plasmar con su arte el fascinante mundo de los sueños. Pero ellos, estos artistas, fueron más allá y plasmaron el mundo de los sueños como una experiencia diferente al de la vida consciente, la otra mitad de la vida. Por ello el sueño deja de ser un vacío y cobra vida propia. Tal y como sucede cuando tenemos por ejemplo una pesadilla, y nos despertamos sofocados y taquicárdicos, esta muestra nos hará palpitar.
Importante el papel protagonista de la mujer en el Surrealismo. Primero porque en una época donde en el arte predominaba el género masculino, y al plasmar ellos la liberación de sus propios deseos y motivaciones creativas, aparece muy frecuentemente el cuerpo de la mujer. Como deseo, obsesión, placer, admiración. La mujer-musa omnipresente por excelencia: Gala Y el surrealismo como la liberación completa del deseo. Nadja
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Pero algo muy importante de este movimiento y actitud frente-ante la vida fue y a modo de incoherencia surrealista que a pesar o además de ser las mujeres protagonistas pintadas pasaron a ser pintoras. En el Surrealismo y el Sueño encontraremos gran número de estas mujeres artistas que encontraron una forma perfecta de expresar su sensibilidad y cultura. De hacerse escuchar con carácter propio en un tiempo de diferencias y discriminaciones.
163 obras entre pintura, escultura, fotografía, dibujos, NO ordenadas cronológicamente sino con el orden desordenado del propio sueño. Completan la muestra siete instalaciones de videos que proyectan fragmentos del cine más surrealista, y un ciclo de cine en pararelo.
Para soñaar despierto, el Surrealismo y el Sueño, hasta el 12 de enero en el Museo Thyssen-Bornemisza