Los japoneses son un pueblo de contrastes totales: a pesar de tener un festival familiar dedicado enteramente a la adoración del falo (Kanamara Matsuri), el órgano sexual femenino es culturalmente incómodo. Y no sólo nombrar a la vagina o representarla en piezas de arte: parece que todo lo que tiene que ver con la feminidad, desde el embarazo hasta el placer sexual, queda proscrito.
La artista Megumi Igarashi (conocida en Japón como Rokudenashiko, “la chica buena para nada”), escultora y realizadora de manga, se encuentra esperando juicio desde diciembre de 2014 por cargos de obscenidad, debido a un modelo tridimensional de su vagina realizado con la base de un bote tipo kayac. Su controvertida obra fue realizada con el sistema de crowdfunding o financiación colectiva.
En el país del Shunga, el Hentai, el sexo con moluscos y la hipersexualización en los medios, la política sexual en torno a la vagina es esconderla o mejor dicho, negarla del todo y encarcelar a una artista, Megumi Igarashi, espera juicio encarcelada, por simplemente representarla con bastante sutileza.
Fuente: pijamasurf.com/dailymail.co.uk