Revista Política

¿El tamaño de un país importa?

Publicado el 27 junio 2013 por Vigilis @vigilis
Las fronteras internacionales, como construcciones arbitrarias del poder político, tienen efectos más allá del tiempo en que se dibujan. Existe un montón de causas tecnológicas y nematológicas que a lo largo de la historia parecen tener efectos debido al tamaño de los países y al establecimiento de fronteras.

¿El tamaño de un país importa?

Mapamundi japonés. Bien.

En el periodo que va del Congreso de Viena hasta el Tratado de Versalles, los países tendían a procurar una gran extensión de territorio. Bélgica u Holanda son paradigmas de esta moda: sus posesiones coloniales eran mucho mayores que sus metrópolis. Sin embargo, después de la Primera Guerra Mundial y sobre todo después de la Segunda, las viejas repúblicas parecen no buscar ampliar su territorio. Los viejos imperios y las viejas potencias coloniales se fragmentan en una miríada de nuevos países con soberanía sobre su territorio. Los últimos ejemplos en finiquitar ese afán por la extensión territorial los tenemos en la URSS y Yugoslavia. Conviene añadir que este proceso de partición soberana de la tierra que sobresale del agua no ha terminado: se da por hecho que en África aparecerán nuevos actores. Bueno, en realidad esto lo doy yo por hecho, no sé si alguien más. Mi idea es que los procesos de construcción nacional (un pasado glorioso, unos héroes nacionales, la invención de un enemigo histórico...) que se está dando en las repúblicas de Asia Central, se dará en los países subsaharianos en algún momento de las próximas décadas.
Zoom out: durante el siglo XIX tenemos pocos grandes imperios (y las naciones hispanoamericanas que debido a su casuística podemos tomar como un "imperio del siglo XIX"). Durante los últimos 100 años se multiplica por diez el número de países. ¿Por qué? ¿Acaso esto responde a algún plan? ¿O es la evolución natural de las cosas debido a condiciones del medioambiente tecnológico y mental?

Con esto estoy llamando tu atención.

El amalgamiento de los grandes imperios ocurrió en una época caracterizada por la revolución industrial. La acumulación de recursos naturales como base de una próspera industria era la forma de hacer progresar a un país. Japón, un país medieval y decadente, cambia de la noche a la mañana y se convierte en una potencia tecnológica que hasta gana una guerra a uno de los grandes imperios (Rusia). Tras esa victoria, son conocidos y estudiados los planes expansionistas japoneses en su "área de prosperidad económica".
En Europa, la principal consecuencia de la PMG es la fragmentación de sus imperios (Rusia, Alemania, Austria-Hungría): aparecen nuevas fronteras. Tras la SGM, los imperios coloniales se van fragmentando y en Europa, aunque no aparecen nuevas fronteras, las migraciones forzosas actúan como cierta re-designación de "fronteras humanas". ¿Qué ocurrió? ¿Por qué los países ya no buscaron poseer grandes recursos naturales para sostener a su industria? Debió ocurrir algún tipo de cambio tecnológico por el cual ya no era necesario hacer esto. Se puede incidir en la idea con el contraejemplo soviético: el atraso tecnológico soviético les hizo depender de un "imperio colonial" en forma de satélites.

¿El tamaño de un país importa?

Programadores comunistas (y probablemente franceses).

Tratados internacionales. Apertura comercial
La nueva política internacional dominada por los organismos internacionales, tratados de libre comercio, acuerdos de cooperación, etc., actúa sobre la capa basal de una sociedad política del mismo modo que antes lo hacía la expansión geográfica pero sin necesitar ésta. Es decir, los países obtienen los mismos resultados (p.ej. acceso a recursos naturales y clientes) sin la necesidad de expandir sus fronteras.
Que dos regiones pertenezcan al mismo país significa —excepto en el caso de España— que les es más sencillo comerciar entre ellas que con el extranjero. Los tratados de libre comercio erosionan esta ventaja, haciendo que el comercio con el exterior sea más sencillo. En otras palabras, a mayor globalización económica, menor es la necesidad del estado-nación. Pero ojo, hay que incidir aquí en que la apertura comercial de un país pequeño es imprescindible si no quiere tener lo peor de ambos mundos. La aproximación desde el otro extremo también es válida: a mayor tamaño de un país, menor será su necesidad de abrirse al comercio internacional. Esta conclusión tiene muchas implicaciones. Como soy malvado, expondré la implicación malvada: potencias extranjeras interesadas en el comercio, defenderán movimientos secesionistas en otros países. Como nota pintoresca, os recuerdo que la guerra de los Balcanes sólo terminó cuando la Fuerza Aérea estadounidense encerró en una salita a los presidentes balcánicos y no les dejó salir hasta que se pusieran de acuerdo en el dibujo de un mapa.

¿El tamaño de un país importa?

En el Cáucaso se dan las dos circunstancias imprescindibles para la guerra: soberanías pequeñas y mercados cerrados. Bueno, en realidad tres: Rusia está cerca.


El tamaño no garantiza la paz
Llegados a este punto parece que lo ideal es un mundo de pequeños países comerciando activamente sin trabas. Parece que eso evita los conflictos. Sin embargo la realidad de las cosas es obstinada. Si bien la paulatina desaparición de los grandes imperios hace más difícil la ocurrencia de conflictos a gran escala, la aparición de múltiples entidades soberanas aumenta el riesgo de conflictos limitados. Es decir, en total habrá guerras más pequeñas pero en mayor número. Que un país sea grande, implica que lo que destina per cápita a defensa es menos que un país más pequeño. La economía de escala funciona para lo bueno y lo malo. Es matemáticas. Muchas naciones soberanas estarán gastando más en defensa que un supuesto imperio precedente que las tenía unidas. Quienes se sentían lejanos al poder imperial, en el nuevo país se sienten cercanos al nuevo poder. Pero esto nada nos dice de sus intenciones o moralidad.
Dejo a un lado el tema de minorías religiosas (o políticas o culturales) repartidas homogéneamente en un país malvado. Estas personas, aunque vivan en la capital, se sentirán muy lejanas de su país. Tampoco pueden organizar una secesión armada ni procesos políticos que les asegure una representatividad política. Nadie dijo que el tema fuera sencillo.
Referencias:
Más:

Volver a la Portada de Logo Paperblog