Un mortinato es un feto que muere en el interior del útero materno durante las primeras 20 semanas del embarazo. Hasta finales del siglo XX, la certeza del diagnóstico de muerte fetal sólo se realizaba tras el nacimiento, pero gracias a la ecografía se pudo diagnosticar la muerte del feto cuando todavía se encuentra en el útero materno. Se calcula que uno de cada 160 embarazos puede terminar en un mortinato o muerte fetal, actualmente se ha reducido su prevalencia gracias a los controles y cuidados durante la gestación, pero sigue siendo una cifra significativa, hay que apuntar que la mitad de las veces que muere el feto, se desconocen las razones.
Hoy conocemos un estudio desarrollado por expertos del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos en el que se concluye que el tamaño del feto puede afectar al riesgo de muerte fetal. Un peso anormal en el feto, sea reducido o excesivo, incrementa las probabilidades de tener un mortinato, así se concluye tras analizar los casos de muertes fetales que se han producido durante los dos últimos años en 59 hospitales de distintas regiones de Estados Unidos.
Los datos muestran que el crecimiento fetal anómalo incrementa los casos de mortinatos en un 25%-50%. Si un feto era más pequeño del tamaño que debería tener según su edad gestacional, el riesgo de muerte antes de nacer era de hasta cuatro veces más en comparación con los fetos que tenían un peso adecuado a la edad gestacional.
Con respecto a los fetos que eran más grandes, los investigadores también lo asociaron a un mayor riesgo de muerte fetal, aunque menor que en el caso de fetos con menor tamaño. En esta investigación se realizaron los ajustes oportunos para excluir aquellos factores de confusión, es decir, posibles causas conocidas que podrían provocar la muerte de los fetos. Por tanto, los investigadores concluyen que en contra de las prácticas y recomendaciones actuales, las estrategias de prevención de muerte fetal deben centrarse en los fetos pequeños que según el percentil se encuentran por debajo de la edad gestacional y los casos en los que son más grandes de lo normal.
Es un hallazgo interesante, ya que se pueden identificar aquellos embarazos que no parecen tener factores de riesgo ni complicaciones, pero en los que podría producirse la muerte fetal. Seguramente se desarrollarán nuevos estudios, ahora se sabe que el tamaño del feto es un factor de riesgo significativo pero hay que profundizar para determinar las razones de la variabilidad del tamaño y por qué es un factor de riesgo para tener un mortinato. Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la revista médica Plos One.
Foto | Eugenia y Julian
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El tamaño del feto puede afectar al riesgo de muerte fetal