El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un problema que afecta aproximadamente al 5-10% de la población infantil y adolescente. Se trata de un trastorno conductual con una gran influencia genética, en muchos casos heredado.
Los niños o niñas que lo sufren, generalmente los primeros, suelen mostrar problemas en tres grandes áreas relacionadas con el comportamiento: la atención, la activación y la impulsividad.
Así, estos niños muestran dificultades para realizar tareas que exijan concentración, parecen no escuchar cuando se les habla, suele corretear de un lado para otro o interrumpen a los demás sin respetar su turno.
Para diagnosticar el trastorno, algunos síntomas deben haber estado presentes antes de los 7 años de edad.
Aunque se suele ver como un problema crónico, dada su gran influencia biológica, se han conseguido grandes avances con la utilización de psicofármacos como el metilfenidato (curiosamente un psicoestimulante), acompañado siempre de una adecuada terapia cognitivo-conductual.
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