Al mismo tiempo, nunca hubiera creído que los hacedores de la creación tuvieran nombres y circunstancias propias, siempre imaginé que los duendes de Lorca eran pura elucubración del artista. Todos los desórdenes, alteraciones, maneras de ser, diferencias y similitudes en el comportamiento de personas con discapacidad me parecen que son un elemento muy diferenciador y por lo tanto enriquecedor para la creación y el arte.En estos últimos años de mi vida he visto con mis propios ojos como una actriz con discapacidad intelectual alcanzaba la emoción y la actitud del personajes en cuestión de segundos; o como un actor con deficiencias en el habla movía los brazos alrededor de su cuerpo y contextualizaba la obra entera, no le hacía falta hablar, el movimiento de sus manos acariciaba el aire y lo envolvía, no podía dejar de mirarlo, sus ojos, sus labios, sus piernas, todo su cuerpo estaba involucrado en la acción, en el hacer, su vida entera giraba alrededor de ese momento, de ese instante; los que allí estábamos no podíamos dejar de mirar, nuestras caras se habían desencajado, nuestro ojos apenas pestañeaban, no dábamos crédito. He comprobado cómo una actriz, y en menos de dos segundos, se sumerge en el mundo del personaje y hace temblar el patio de butacas, he verificado que el simple aleteo de los dedos de las manos de un actor con diversidad intelectual ha hecho levantar al público y gritar: ¡bravo, bravo! O cómo otro actor lanzaba al aire gritos, insultos e improperios, y el público, sin ser nombrado, se sentía aludido; o como una actriz en silla de ruedas y recostada en el suelo reclamaba el nombre de Romeo acariciando todo su cuerpo, susurrando, balbuceando el nombre de su amado; o cómo un actor con serios problemas motrices alzaba sus brazos y alcanzaba sus mejillas con las manos, y abriendo la boca y apretando los dientes decía que se sentía como Picasso en el Guernica; o como uno de estos intérpretes levanta una mano lenta, muy lentamente y la mira fijamente, observo que todo su ser está implicado, que no hay un ápice de su cuerpo que no participe en el movimiento, toda su existencia se resumía en ese momento, en ese instante, en esa forma.Si la creación tuviera un ejército de defensores, su brazo armado serían las personas con discapacidad intelectual; y en el mundo, posiblemente, habría otras formas, otros modelos de convivencia, quizás más amables, más creíbles, más cercanos. Las caricias y los abrazos se convertirían en armas arrojadizas contra aquellos que piensan y creen que el mundo gira alrededor suyo; las palabras serían llamamientos a la serenidad, y los gestos invitaciones a adentrarse en el mundo de lo desconocido, la inspiración, el Arte; en definitiva, en el mundo de la creación.El trabajo del director sobre sí mismo.En el caso de las personas con diversidad funcional, el método que mejor funciona a mi juicio, es la de acercar los personajes a los actores, trabajar los personajes desde lo más real y genuino de los propios actores, y cuando realizamos el trabajo de mesa, acción, emoción, etc. tampoco funciona aquí. Lo que más nos ayuda a crear personajes es la acción, sobre la acción construimos la emoción y sobre la emoción el razonamiento. De nada sirve perderse en grandes introducciones teóricas sobre antecedentes, motivaciones, objetivos, etc. cuando trabajas con personas con diversidad funcional. Hay que ir a lo más directo al aquí y ahora del interprete, a lo más simple y esencial: a la acción de este momento. Es desde allí desde donde se puede construir todo los demás. Así lo define mi amigo Carlos Olalla. “Jamás olvidaré la tarde en la que trabajamos Romeo y Julieta con Manu en el taller. Le pidió a Merce, una joven con diversidad funcional que tiene que moverse en silla de ruedas, que fuera Julieta. Le preguntó ¿cómo es Julieta? “Muy guapa”, contestó Merce y empezó a acariciarse el pelo. La sensualidad que había en aquella caricia es la que llevó a Manu a profundizar en aquella línea de trabajo para crear a Julieta. Merce continuó acariciándose el pelo que, como era largo, le llevó a acariciarse también su cuerpo: su pecho, sus brazos… Estaba claro que la silla de ruedas era un impedimento para la creatividad de aquel momento así que Manu le puso una silla delante y le pidió a Merce que bajara de la silla y se tumbara en el suelo. Lo hizo sin hacer el más mínimo gesto asistencialista de querer ayudarla precisamente para potenciar su independencia y su autoestima. Ayudándose de la silla Merce se tumbó en el suelo. Manu le pidió que siguiera acariciándose como lo había hecho en la silla de ruedas. Los movimientos de Merce rezumaban una sensibilidad y una sensualidad impresionantes. Le pidió entonces que llamara a Romeo. Ella lo hizo. Él le pidió que volviera a hacerlo, pero esta vez pensando que nadie más que Romeo debía oírla. El “Romeo” que susurró entonces Merce nos llegó a todos a lo más hondo. Entonces Manu se giró y nos dijo: “Ahí lo tenéis: en esta propuesta Julieta será una sirena, sin piernas, irá subida a una plataforma con pequeñas ruedas que arrastrará uno de sus compañeros. También podremos colgar telas de colores para aéreos que ella cogerá desde su plataforma para incorporarse y decir sus textos…” En ese momento entendí lo que Manu quería decir cuando nos hablaba de Teatro Brut, de la esencia, de la necesidad de adaptarnos a las personas con las que trabajamos…
El teatro inclusivoLas crecientes crisis económicas, sanitarias, las desigualdades sociales adheridas al crecimiento de naciones y pueblos, a colectividades en constante trashumancia buscando un mundo mejor, hacen que las artes también se modifiquen y se vean obligadas a transformar un pasado artístico sectorizado y hermético en un campo de posibilidades para la transformación social.La creencia de que todos somos iguales, es ya un error de base, (si, iguales en deberes y derechos) de que por mucho que nos empeñemos cada ser humano está hecho de su propia materia, de sus propias circunstancias. Todos y cada uno de nosotros somos únicos, poseyendo diferentes características y viviendo una vida distinta a la de todos los demás. La aceptación y el convencimiento de que no tenemos que completarnos, que ya somos seres completos. Si aceptamos y desarrollamos todas nuestras capacidades innatas, que nos ofrece nuestra propia naturaleza humano podemos alcanzar y divisar lo más excelso de la creación artística. Dichas "Habilidades Artísticas" están enfocadas en las capacidades, inteligencias, técnicas, conocimientos, destrezas, aptitudes, actitudes, y subjetividades de las personas con y sin discapacidad, con sus características y entendimiento, expresión y obra, etc. y todo ello con finalidad estética, de realización, de deleite, de satisfacción personal y social, de corporizar la imaginación, con la finalidad de volar y olvidarse de uno mismo, de ser otro sin escrúpulos, de ser el malo, el más malo, sin temor al rechazo, de conocer a través de la experiencia, de vivir sin escrúpulos y sin tener que pedir perdón por ser quienes somos, ni lo que somos.La habilidad artística nos habla de la destreza a través del desarrollo de la imaginación y la creatividad para crear así una pieza artística, tales como: escritos, pinturas, dibujos, esculturas, música, etc. La capacidad creativa es la habilidad para usar nuestra imaginación, hacer conexiones sinápticas, crear nuevos inventos y resolver problemas.La expresión artística se alimenta de la creatividad y ambas capacidades se pueden aprender a desarrollar, al igual que se aprende un idioma. Dicha expresión artística navega entre las capacidades, muchas o pocas, altas o bajas, debemos saber que las capacidades humanas son las posibilidades que puede dar un ser humano, y en nuestro caso capacidades que pone el artista al servicio de la creación, un simple parpadeo, una sonrisa, un gesto, una mirada, hasta un suspiro mínimo, nos puede catapultar a lo más excelso de la creación artística. Es por este y otros motivos que dichas capacidades artísticas no son solo exclusivas de unos cuantos. La diversidad, la aceptación de la diferencia, la complejidad del alma humana, y las distintas variabilidades que nos ofrece la vida, todas estas, juegan un papel esencial en la creación y en el arte. Es sabido que el arte inclusivo ha venido para quedarse, ese casi quince por ciento de la población mundial, vive en la exclusión social, también estos quieren estar presente en la construcción de una sociedad que es cada vez más (a pesar de muchos) humanista y más cercana a las necesidades de los pueblos y sus gentes.Manu MedinaRevista Arte
Se donde viven los duendes de LorcaLa lucha por dignificar el arte y la diversidad está siendo ardua y plagada de incertidumbre; a este colectivo además de las dificultades propias del arte en la sociedad se suma la exclusión social que sufren por ser claramente diferentes.