El funcionamiento del comité está plagado de irregularidades. Veamos algunas para conocer de verdad la maquinaria de persecución política que es en realidad. El comité ha emitido citaciones al público y ahora, a los miembros del Congreso, sin autorización. Lo correcto hubiera sido enviar solicitudes de citación al miembro de mayor rango del comité antes de que se puedan emitir las citaciones. Pero no hay un verdadero miembro de rango. Pelosi eliminó al miembro de mayor rango que McCarthy seleccionó para representar a los republicanos. Liz Cheney, que es una RINO a la que sólo mueve el odio a Trump, no fue nombrada miembro del comité con el apoyo de los republicanos. Fue la loca Pelosi quien la eligió para ser lacaya del resultado político deseado por la izquierda demócrata. Que quede claro, sin un verdadero miembro de rango, el comité no puede emitir una citación debidamente legal. El comité también ha demostrado que, de hecho, está realizando una cacería de brujas contra los republicanos en general y contra Trump en particular. Pelosi ha atacado a su reemplazo putativo, McCarthy. Ella y sus aliados también están obsesionados con el House Freedom Caucus republicano, ya que cuatro de los cinco miembros que serán citados de esta manera irregular sin precedentes son miembros del mismo. Dos son ex presidentes del Freedom Caucus y un tercero es el presidente actual.
Es evidente que algo no marcha bien cuando incluso las personas que intentan cooperar son atacadas, y cuando los documentos entregados al comité se filtran y, en algunos casos, son manipulados por el comité para lograr sus objetivos. Esto es lo que está pasando y lo que los medios progres no le cuentan a los ciudadanos porque se desvelaría todo el tinglado que han montado. Más ejemplos: el representante Adam Schiff citó erróneamente y fuera de contexto una comunicación entre el representante Jim Jordan (republicano por Ohio) y el ex jefe de personal de Trump, Mark Meadows, para que pudiera sugerir una intención siniestra. Recientemente, el comité filtró un mensaje de texto a Meadows poco después de las elecciones presidenciales de 2020. No revelan nada que sugiera que todo estaba organizado, pero que el comité esté filtrando algo es indicativo de la parcialidad de sus integrantes. En realidad, el texto filtrado muestra que las legislaturas estatales y los gobernadores en los estados donde hubo fraude tenían un camino legal para evitar la certificación fraudulenta de los electores. Esto sigue siendo tan cierto hoy como al día siguiente de las elecciones.
El partidismo de los miembros del comité apesta a varias millas como si de excrementos de cerdo se tratara. El comité, integrado por miembros del Congreso que se opusieron en su día a la certificación de los electores cuando Trump ganó en 2016, cree ahora que cualquiera que se opuso a los electores (que sí eran fraudulentos esta vez) de 2020 de alguna manera intentó derrocar al gobierno o dar un golpe de estado. Es algo para reír si no fuera tan grave ese comportamiento que daña la democracia misma.
El comité cree que si alguien se reunió con alguien más para explicar por qué hubo una objeción a aquella certificación, entonces aquellos que discutieron el proceso estatutario de alguna manera estaban tramando una insurrección. Es de locos y demuestra el afán de criminalizar a personas que son muy respetuosas con la Constitución y más patriotas de lo que serán esos miembros del comité en su vida. En realidad, al igual que los demócratas en 2016, los republicanos simplemente discutían el proceso legal, pero en esta ocasión sí había razones fundadas de fraude electoral, como se ha demostrado después con multitud de evidencias.
El colmo del engaño demócrata es que Nancy Pelosi no publicará más de 14.000 horas de video de vigilancia del Capitolio el 6 de enero de 2021. Pelosi no se verá obligada a testificar ante el comité sobre su papel en los disturbios de ese día, que es muy cuestionable y sospechoso. Es lógico que los estadounidenses ya no confiemos en los medios, en el gobierno federal y en el Congreso en manos demócratas.
Si se estudian en detalle los procedimientos de la Cámara de Representantes y del comité del 6 de enero, es fácil llegar a la conclusión de que no sólo está formado ilegítimamente, en violación de las reglas de la Cámara, sino que está organizado con un solo propósito: una misión de destrucción contra todos los enemigos políticos republicanos y contra Trump. Es lógico que las audiencias televisivas de las audiencias del comité se hayan hundido y apenas hayan alcanzado los 19 millones de espectadores. Los estadounidenses estamos hartos de tantas mentiras y manipulaciones demócratas.
Para nadie en Estados Unidos que esté bien informado es un secreto las motivaciones de este comité: evitar que Trump vuelva a ganar en 2024. Y por qué el Partido Demócrata quiere evitar el tema de la destrucción de la economía estadounidense poniendo aquellos acontecimientos bajo una investigación falsa y partidista: ellos han causado esta destrucción que está perjudicando a los estadounidenses. Lo que es vergonzoso hasta la náusea es el nivel de complicidad de los medios de comunicación en ese esfuerzo de difamación de Trump y de ocultación de la verdad. Sólo unos pocos periodistas valientes y honrados permanecen íntegros e informan ante una mayoría que deshonran el periodismo con manipulaciones y mentiras flagrantes.
A los estadounidenses nos importa cómo va el país y la economía, y en lo referido al 6 de enero, nos importan las muertes de Ashley Babbitt y Roseann Boyland, y el trato a los acusados pudriéndose en la cárcel. No las mentiras políticas egoístas de este comité corrupto.
No extrañan las declaraciones del experto en derecho constitucional Alan Dershowitz cuando señala que el comité "modificó el vídeo", eliminó todas las palabras de Trump; "Modificaron la cinta. Ellos editaron sus palabras. Si un fiscal alguna vez hiciera eso, sería inhabilitado. No se puede presentar parte de la cinta y omitir deliberadamente el resto de la cinta para engañar a la audiencia, especialmente cuando la otra parte no tiene oportunidad de contrainterrogar, no tiene oportunidad de presentar su propia evidencia", y que las audiencias públicas "no son un procedimiento justo" porque son "unilaterales" y "poco éticas". "Engañaron a los espectadores para que no escucharan las palabras reales que pronunció Donald Trump". "El presidente Trump no cometió ningún delito. Cualquiera que piense que lo hizo no entiende la Primera Enmienda de la Constitución".
Mientras tiene lugar el circo político montado por los demócratas y los medios con este comité, en los 18 meses pasados desde el 6 de enero de 2021, el coste de la energía ha subido casi un 40% respecto al año pasado, los precios del gas se han duplicado; las sobredosis de drogas han alcanzado su punto más alto; la economía de los EE. UU se dirige hacia una recesión devastadora en el mejor de los casos y, lo que es más aterrador, este país nunca en su historia ha estado más cerca de una guerra contra Rusia. El asunto del comité insulta la inteligencia.
La protesta del 6 de enero sigue teniendo todo el sentido a la vista del fraude electoral. Por supuesto, a nadie le gusta ver vandalismo en el Capitolio de los Estados Unidos, pero en ningún momento fue una insurrección, sino una protesta airada por el fraude cometido por los demócratas. Ni siquiera estuvo cerca de ser una insurrección. No se encontró a una sola persona en la multitud aquel día portando un arma de fuego. De hecho, la única persona que terminó muerta a tiros fue una manifestante pro Trump, la veterana de 36 años Ashli Babbitt, que estaba desarmada y no representaba una amenaza para nadie. A pesar de todo, la policía de Capitol Hill le disparó en el cuello y nunca explicó por qué estaba justificado.
Estos son los hechos reales del 6 de enero, pero desde entonces se han tergiversado y manipulado por los demócratas y sus medios aliados hasta quedar irreconocibles.
Los medios desinforman al asegurar a sus televidentes que los insurrectos en el Capitolio "causaron la muerte de cinco policías". Eso es mentira. No hay nada de cierto en ello, y ellos lo saben perfectamente. De hecho, cero policías fueron asesinados por los manifestantes el 6 de enero, no cinco, ninguno. Ni uno solo. Entonces, ¿cómo llegaron a cinco? Bueno, los medios mentirosos están contando los suicidios de policías locales que ocurrieron después del 6 de enero, en algunos casos, mucho después del 6 de enero. Desafortunadamente, el suicidio es bastante común entre los policías, y nada hace indicar que los disturbios influyeron en su decisión de quitarse la vida, como reconoce el jefe del departamento de policía de Washington D.C La quinta muerte a la que se refieren es la del oficial de policía de Capitol Hill, Brian Sicknick. El cuerpo de Sicknick yacía en el Capitolio después de que los medios de comunicación nos dijeran que los votantes de Trump lo habían golpeado hasta matarlo con un extintor de incendios. Esto es lo que dijeron todos como papagayos. Una vez más, eso no es cierto. Todo lo que dijeron fue completamente inventado. El médico forense de D.C. realizó una autopsia y el informe de la autopsia mostró que el oficial Brian Sicknick no había sufrido ningún tipo de traumatismo por fuerza contundente. No fue golpeado hasta la muerte. Murió de un derrame cerebral en su oficina más tarde. Nadie ha sido acusado por la muerte del oficial Sicknick porque el oficial Sicknick no fue asesinado.
La gente debe saber que los medios le están mintiendo y es demostrable. Ni un solo periodista de los que mienten a diario sobre todo esto se ha disculpado por mentir. Ni uno solo. Y no son sólo los medios de comunicación. Ahí están en el ajo políticos demócratas de todo pelaje y algunos RINOs.
El comité del 6 de enero no explicará que después de un año, millones de dólares y mil entrevistas, cuántos agentes y activos del FBI estaban entre la multitud aquel día y qué estaban haciendo allí. No lo quieren explicar, pero sabemos que estaban. ¿Por qué no se explica a los ciudadanos las razones de su presencia? ¿Y por qué siguen ocultando miles de horas de imágenes de vigilancia dentro del Capitolio? Si el objetivo del comité era sacar la verdad, ¿por qué no pueden ver la cinta los ciudadanos? Es todo un gran teatro que en realidad oculta la verdad de lo sucedido.
Los ciudadanos inteligentes nos hacemos preguntas sensatas: ¿Por qué las autoridades abrieron las puertas del Capitolio a los alborotadores y les permitieron entrar? Es muy extraño y sospechoso. Todos lo vimos en directo. Nadie nunca lo ha explicado. Más mentiras oficiales: Kamala Harris nos dijo que estuvo en el Capitolio ese día, pero no fue así. Estaba en el DNC con una bomba casera afuera. Sus guardaespaldas encontraron esa bomba, pero ella mintió sobre eso. Ella lo escondió. ¿Por qué? Liz Cheney y los demás tontos útiles del comité no responden. La callada por respuesta. Y, por supuesto, siguen mintiendo sobre la razón por la que acontecieron los eventos del 6 de enero pasado, y ya saben cuál es: la protesta masiva por el fraude electoral. Todo el país sabe a estas alturas que los votos de ventaja (ilegales) para Biden llegaron después de las elecciones y son fraudulentos. En muchos estados clave, como Michigan, Pennsylvania, Arizona, Georgia, etc, la votación se detuvo en medio de la noche. ¿Por qué? Por supuesto, sabemos la respuesta aunque no la quieran reconocer.
Muchos de los manifestantes del 6 de enero estaban molestos y enfadados por todo eso y con razón. Todos cuantos hemos defendido y defendemos la democracia y las libertades estadounidenses, lo estamos, pero el comité ignora todo eso por completo. En cambio, sobre la base de ninguna evidencia en absoluto, culparon de todo a la supremacía blanca. Un poco de cabeza y sentido común, por favor. Ahí estaba Biden diciendo aquello de: "Estamos confrontando las manchas de lo que queda, una mancha profunda en el alma de la nación, el odio y la supremacía blanca. En mi opinión, la insurrección violenta y mortal en el Capitolio hace nueve meses fue sobre la supremacía blanca"
Dan ganas de reír. ¿Por qué? Porque no hay ninguna evidencia de eso. La gente en el Capitolio, incluidos los que violaron la ley al ingresar en el edificio, lo cual es un delito, dijeron que estaban molestos porque creían que les habían robado su democracia y si todas sus afirmaciones son ciertas o no, esa es una razón válida para estar molesto y protestar. Pero en lugar de asegurarnos al resto de nosotros que en realidad nuestra democracia es sólida, las elecciones son justas y transparentes, no hay trampas y podemos probarlo, en lugar de hacer eso, llaman a la mitad del país supremacista blanco.
La comisión del 6 de enero se ha convertido en un anuncio electoral de campaña demócrata, un ejercicio partidista transmitido en horario de máxima audiencia, con la cooperación de la prensa progre, para tratar de ayudar y reforzar a la fallida Administración Biden.
Ahora, una vez explicado lo que sucedió aquel 6 de enero y las motivaciones puramente políticas del comité y de los demócratas, es hora de que Trump y los republicanos miremos hacia el futuro. Nos esperan las elecciones midterm y las presidenciales de 2024 para recuperar Estados Unidos y salvarlo del desastre y la corrupción de la izquierda demócrata. Es hora de que hagamos a los Estados Unidos grande, sensato, conservador y próspero otra vez.