Revista Arte
... y el arte. El teatro. El decir, las palabras. El darle cuerpo a las emociones, El moverte por un espacio iluminado. Sentir el calor del público sin que este haga, ni diga nada, ... Y ahora me cambio de camisa, y cojo mi atrezzo y lo despliego en el escenario. Me toco la cara. Doy dos pasos, y regreso a mi partner y este se sienta a mi lado, y me dice, mirándome a los ojos y tocando mis labios, que no diga nada, que ya lo sabe todo, que el público ya lo sabe. Todo se sobreentiende. las caricias se traducen en bofetadas, un si, en un "ya no nos veremos más". Abro la puerta y no veo a nadie, pero se oye un gentío, miro por la ventana y parece que oscurece. Las estrellas son microbombillas repartidas por la pantalla, pero allí todo parece real, la mentira parece real, y el acierto, certero, pero dicha verdad es una mentira, una mentira consensuada, una mentira pactada y firmada en el mismo momento en que el espectador se sienta en su butaca, butaca desde donde se ve un paisaje humano, la caricatura de un gran príncipe. o el desdén de un enamorado. Y en el fondo todo esto, sólo sirve para eso, para olvidarse de la carga de uno mismo. para trascenderse, para ir más allá de lo que soy, en definitiva para olvidarte, para olvidarme. Cuanto más me olvido de mi, mas me recuerdo, mas libre soy, más vuelo. más vivo.
... ya lo sabes, besos y abrazos.