Una nueva imagen, obtenida por el telescopio APEX (Atacama Pathfinder Experiment), en Chile, nos permite contemplar las hermosas nubes de polvo cósmico en la región de Orión. Mientras que estas densas nubes interestelares parecen oscuras en las observaciones realizadas en luz visible, la cámara LABOCA, instalada en el telescopio APEX, puede detectar el resplandor de calor que emana del polvo, revelando los lugares ocultos en los que se están formando nuevas estrellas. Pero una de esas nubes oscuras no es lo que parece.
En el espacio, las densas nubes de gas y polvo cósmico son el lugar de nacimiento de nuevas estrellas. En luz visible, este polvo es oscuro y oculta las estrellas que están detrás. Esto es así hasta el punto de que, cuando el astrónomo William Herschel observó una de estas nubes en la constelación de Escorpio en 1774, pensó que era una región vacía de estrellas y se dice que exclamó: “¡Verdaderamente, aquí hay un agujero en el cielo!
Con el fin de comprender mejor la formación estelar, los astrónomos necesitan telescopios que puedan observar en longitudes de onda más largas, como el rango submilimétrico, en el cual los granos oscuros de polvo brillan en lugar de absorber la luz. APEX, instalado en el Llano de Chajnantor, en los Andes chilenos, es el telescopio de rango submilimétrico con la mayor antena que opera en el hemisferio sur, y es ideal para que los astrónomos puedan estudiar el nacimiento de las estrellas del que hablamos.
Situado en la constelación de Orión (El Cazador), a 1.500 años luz de la Tierra, el Complejo de la Nube Molecular de Orión es la región de formación de estrellas masivas más cercana a la Tierra, y contiene una colección de nebulosas brillantes, nubes oscuras y estrellas jóvenes. La nueva imagen muestra solo una parte de este vasto complejo en luz visible, con las observaciones de APEX superpuestas en brillantes tonos anaranjados que parecen incendiar las nubes oscuras. A menudo, los nódulos brillantes de APEX corresponden a zonas más oscuras en luz visible — señal que nos indica que se trata de una nube densa de polvo que absorbe la luz visible (pero que brilla en longitudes de onda submilimétricas) y posiblemente de un lugar de formación estelar.
La zona brillante debajo del centro de la imagen es la nebulosa NGC 1999. Esta región — al ser vista en luz visible — es lo que los astrónomos llaman una nebulosa de reflexión, en la que el pálido brillo azulado de la luz estelar de fondo se refleja desde las nubes de polvo. La nebulosa está principalmente iluminada por la energética radiación procedente de la joven estrella V380 Orionis oculta en su núcleo. En el centro de la nebulosa hay una zona oscura que puede verse con mayor claridad en esta conocida imagen del telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA.
Normalmente, una zona oscura como esta indicaría una densa nube de polvo cósmico, oscureciendo las estrellas y la nebulosa que se encuentran detrás. Sin embargo, en esta imagen podemos ver que, de forma sorprendente, e incluso sumando las observaciones de APEX, la zona permanece oscura. Gracias a estas observaciones de APEX, combinadas con observaciones infrarrojas de otros telescopios, los astrónomos creen que la zona es, en realidad, un hueco o cavidad en la nebulosa, excavado por el material que emana de la estrella V380 Orionis. Por una vez, ¡realmente se trata de un agujero en el cielo!
La región en esta imagen se encuentra a unos dos grados al sur de la enorme y bien conocida Nebulosa de Orión (Messier 42), que puede verse en el extremo superior de la visión ampliada en luz visible del sondeo Digitized Sky Survey.
Las observaciones de APEX utilizadas en esta imagen fueron dirigidas por Thomas Stanke (ESO), Tom Megeath (Universidad de Toledo, EE.UU.), y Amy Stutz (Instituto Max Planck de Astronomía, Heidelberg, Alemania). APEX es una colaboración entre el Instituto Max Planck de Radioastronomía (MPIfR), El Observatorio Espacial de Onsala (OSO por sus siglas en inglés) y ESO. Las operaciones de APEX en Chajnantor están a cargo de ESO.
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