Revista Música

El tema de "Rocky" y la (falsa) apreciación musical por asociación

Por Joello

El lector no se lo hubiese imaginado, pero a este melómano le gusta estar en forma.  Tal vez no tiene mucha importancia aclararlo, pero suelo entrenar en el gimnasio de vez en cuando. Fue justamente en un día de entrenamiento cualquiera, cuando en la música del lugar, sonó un tema que seguro es común en todos los gimnasios: El tema principal instrumental de la película Rocky. 

Ahora, tengo que confesar que debo ser un extraterrestre o algún ente bizarro no-humano, porque nunca he visto la célebre película de Sylvester Stallone; aunque claro, tengo idea de qué se trata. Este hecho me deja en una situación especial, donde soy el único que escucha el tema musical sin referencia alguna, escucho la canción tal cual. En lo personal, el tema no me agrada en lo más mínimo (pero no es nada que me impida seguir ejercitándome). Escucho un tema setentero con el típico backbeat y una especie de fanfarria simple que se repite una y otra vez, arreglado a los estilos de la música popular en esa época, incluso percibo algo cómico… nada especial. ¿Pero qué pasa con el resto de la gente? Parece que tomaron un tónico mágico estimulante en la sala que les hace estar más animados a entrenar.
- Es que ésa música siempre te motiva, nunca falla.
Tal cual me dijo un primo.
Como amante de la música, uno sabe que hay una gran variedad de emociones, ideas, estados de ánimo, etc. que pueden ser presentadas por la música. Como muchos, sé que la música transmite “algo” como un “mensaje” que nunca podemos definir bien. Todos sabemos cuándo la música da tristeza, da alegría, da angustia… probablemente sea una cuestión cultural mezclada con algunos factores psicoacústicos. Pero aún con todo el conocimiento  del “lenguaje musical” que yo tuviese, nunca llegaría a la conclusión que tal tema “de Rocky” es música que estimula a ejercitarse, como si las características sonoras en sí, son universalmente motivadoras (o incluso específicamente: motivadoras a entrenar).
  Este es el tema al que me refiero. Aunque el tema "Eye of the tigger" tiene semejantes efectos, es éste el que me llamó la atención por sonarme demasiado light para entrenar.
Obviamente no tuve que enfrentarme a una discusión sobre el por qué la música (en sí) de Rocky no me parece estimulante, ya que inmediatamente me hicieron notar la situación:
- Es que no has visto la película. -¡Ah! Entonces ¿Por qué siguen diciendo que es la música la que motiva?
Y fue en ese entonces cuando recordé el peso de la memoria asociativa en las emociones que nos provoca la música. A continuación otro ejemplo, donde sucede algo similar: Para mí, el intro del álbum Tubullar bells de Mike Oldfield, es una pieza minimalista, setentera, tintineante y repetitiva, extraña tal vez pero muy neutra en cuanto emoción; personalmente me parece aburrida. Sin embargo muchos dirían con gran certeza que "esa música da miedo".
Ah… ¿por qué será? Vamos a escucharla.

Qué cosas ¿no? Esa película del exorcista es una experiencia inolvidable para muchos.
¿Será que es momento de que redefina mis estándares de emoción expresada por música? La verdad, lo dudo mucho. Es evidente que por lo menos en estos dos casos mencionados, la mayoría de las personas han perdido la capacidad de descifrar la emoción que trae la música en sí, y sucumben ante la asociación del tema musical a un contexto ajeno que queda en la memoria.
Sospecho que éste fenómeno puede ser un obstáculo para la escucha activa de música clásica, sobre todo cuando ésta se presenta comúnmente en contextos que no tienen nada que ver con el arte que significa. Hay música clásica para leer, para estudiar o lo peor, para relajarse y dormirse. Si los primeros contactos de música clásica son “para dormir”, no es de extrañarse que un concierto de música clásica pueda ser soporífero para muchos, y esto sería a causa de la asociación.
Sin embargo, pienso que una forma más común del efecto negativo de estas asociaciones, sucede de manera general en las películas. Es decir, que la música clásica (u orquestal) se presente en el contexto de “fondo de algo” (en este caso de una escena), lo cual hace que el público no pueda poner atención a la música en sí, sintiendo que en el concierto clásico, la música suene como “música de película” o “música de fondo de algo”. Esto ya lo expliqué en mi serie de posts Música en las películas.
Parece que será difícil deshacernos de esa jugarreta que hace nuestro cerebro para retener información asociada, por eso se debe tener cuidado de dónde colocamos la música cuyo significado intrínseco no queremos que se pierda. Puede que muchos terminen como Driss en “Intouchables”.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog