En la oferta turística de Córdoba ya no sólo se hablará de la Mezquita Catedral, de Medina Azahara o de la judería.
A partir del próximo año un nuevo monumento se sumará a la lista de visitas obligadas de la capital, el Templo Romano.
Uno de los pocos monumentos que recuerdan el pasado romano de la capital y que aún se conserva.
El edificio fue construido en la segunda mitad del siglo I y estaba formado por seis columnas en su fachada frontal y por diez columnas en cada uno de los laterales.
Actualmente, los únicos restos que quedan del edificio son su cimentación, la escalera, el altar y algunos fustes de columnas y capiteles.
Las formas que se ven hoy en día son el resultado de una reconstrucción llevada a cabo en los años cincuenta y sesenta, tras el descubrimiento de los restos hallados durante la construcción del actual ayuntamiento de Córdoba.