Si algo me ha enseñado mi afición al black metal es que, en contra de una supuesta rigidez de esquemas y temática que sólo existe en realidad en la mente de los más obtusos, es un subgénero mucho más rico de lo que pudiera parecer en un principio y que además se presta a la perfección para conjugarse y fundirse con otros estilos alumbrando músicas verdaderamente interesantes y cautivadoras.
Los finlandeses Oranssi Pazuzu, pertenecen a ese grupo de bandas que amplían las fronteras del black metal llevándolo a nuevos territorios sonoros, en este caso a través de la psicodelia y, en menor medida (más en sus comienzos), del jazz. Su último disco, publicado el pasado 2013 y de título “Valonielu”, constituye la tercera misión al espacio de estos astronautas del metal desde que, en 2009, decidieran acometer la aventura de llevar la siniestra oscuridad del black metal a las profundidades del cosmos… quien sabe si en busca de las respuestas a las últimas preguntas o por simple afán de explorar lo desconocido. El caso es que para ello se valen de electrónica y capas y capas de sonidos y efectos espaciales que crean las diferentes atmósferas sobre las que las voces guturales de fría y aparente malignidad y los apabullantes y repetitivos riffs desarrollan, lenta pero implacablemente, el black metal psicodélico y espacial que caracteriza a la banda.Seis son las canciones que componen este disco, tres de ellas contundentes trallazos de entre cuatro y cinco minutos que funcionan como cohetes, en especial la inicial “Vino Verso” y el penúltimo tema, “Olen Aukaissut Uuden Silmän”, sin duda el más atómico y blackmetalero del disco. La tercera en discordia es “Tyhjä Tempelli”, que por momentos parece una canción de surf espacial (algo así como black space surf, si es que existe tal cosa). “Uraanisula” es una hipnótica canción de doce minutos que empieza entrando lenta y quedamente cual nave de exploración interestelar a las puertas de lo desconocido, para desembocar en un pesado riff completamente doom alrededor del que se van multiplicando los efectos espaciales por detrás de la voz, y que termina con un estallido en los cuatro minutos finales que son puro black metal progresivo. Otro tema similar es el que cierra el magistralmente disco, “Ympyrä On Viiva Tomussa”, que con quince minutos de duración toma derroteros de post metal sin dejar de recrearse en la psicodelia cósmica marca de la casa. Entre medias, "Reikä Maisemassa", un corte instrumental que con una onda psicodélica muy “Twilight Zone”, ejerce de perfecto puente entre canciones. Por último conviene aclarar que, dado que no hablo finlandés, no creo que debas hacer demasiado caso de todo el rollo ese del terror cósmico y demás chorradas interestelares que acabo de soltar. Pero puedes escuchar “Uraanisula”… a ver qué te sugiere.