Revista Deportes
Pocas cosas deben devastar el autoestima futbolero como citar a Don Julio y su “todo pasa”. Algo similar en su interior deben sentir los participantes del programa de Susana cuando después de perder un millón la conductora les tira el “yo hubiese contestado lo mismo”. Pero queda poco, nada, para que comience el circo que más amamos, que más nos angustia, que más nos indigna y encandila, ese al que no podemos dejar de asistir.
Pasó Batista, llegó Sabella en un abrir y cerrar de ojos y la Selección Nacional tiene nuevo guía, uno absolutamente distinto al anterior, como viene siendo costumbre. De las discutibles capacidades de Checho (para citar un entrenador la pregunta ¿vos lo querrías en tu equipo? Parece ser una respuesta en sí misma) a la táctica desarrollada, la llegada profunda y la reciente gloria del Magno parece haber un trecho bastante largo. Salvando distancias Alejandro es el heredero directo de Bianchi por logros y por logros en la adversidad.
Por AFA también se tiró para atrás un proyecto payasesco y como volvió a foja cero el torneo criollo hasta parece mejor (una situación de pareceres nomás) que no se malentienda, los promedios siguen y seguirán siendo condenables más allá que en esta edición los fantasmas persigan a algunos equipos grandes.
La Copa América también pasó, como Messi, como Neymar, como Forlán y Suárez todos pasaron por la Ciudad. Hasta la vergüenza se nos pasó por el impresentable suelo del “Único” (Único de elite con pasto volador). Pero igual va a volver cuando juegue allí Estudiantes o mejor dicho volverá peor cuando la “agenda” del Estadio lo reemplace por un convocante evangelista o por Britney Spears, quien sabe.
Va a pasar todo, es verdad, pero no se va a olvidar. En nosotros está no borrar de nuestras memorias a estos farabuntes que hoy manejan los hilos y los intereses que giran alrededor de nuestro tesoro más preciado que es redondo y número 5 y que dentro de un par de días va empezar a rodar y nosotros, inocentes, detrás de él.