Revista Cultura y Ocio
Está a punto de llegar a las librerías mi última novela,El tesoro de Vulturia, ganadora de la IV edición del Premio Ateneo de Sevilla de Novela Histórica, y esta es la portada que se ha elegido para ella.
En El tesoro de Vulturia cuento la historia de Tarbalés, nieto Atax, el último rey alano, que trata de averiguar los extraños tatuajes que, a punta de cuchillo, le hizo su padre en el brazo cuando todavía era muy niño. El rastro de tan enigmáticas marcas conduce a Tarbalés, después de un periplo por varias ciudades del Mediterráneo, hasta Hispania, donde conoce a Wulfric, el mítico guerrero visigodo que gobierna Segovia y sus alrededores.
El príncipe alano deberá sortear a sus numerosos enemigos, entre ellos a los enviados de Genserico, el monarca vándalo que reina en el norte de África desde su corte de Cartago y al que Tarbalés aspira a derrocar algún día para vengar la muerte de su padre.
La novela tiene una trama compleja ya que al tiempo que se relatan las aventuras de Tarbalés, conocemos las pesquisas que inicia Wulfric para averiguar quién está matando sistemáticamente a los leprosos que viven en la inquietante ciudad de Vulturia.
Por su parte, la esposa de Wulfic, la bella hispanoromana Silvia Valentina, que se halla encinta, ha comenzado a aprender los extraordinarios poderes ocultos de la Naturaleza a través de las enseñanzas del viejo Boseildún, el último sacerdote de la arcaica religión de lo arévacos, uno de los pueblos prerromanos que habitan la meseta norte de Iberia.
En futuras entradas comentaré más cosas de la novela y de la época en que trascurre, el oscuro y azaroso siglo V, tan desconocido para los historiadores.