El Topo con Gary Oldman

Dios salve a Gary Oldman, quien vuelve al gran cine con gesto conciso, abandonando la grandilocuencia del pasado. Su retorno es estelar, magnífico. El Topo (Tinker, tailor, soldier, spy de 2011) ya está entre mis películas de espías favoritas junto al Tercer Hombre y El vuelo del Cóndor. Acabó la cinta y me quedé como un tonto mirando los créditos y eso no me pasaba desde hacía mucho.
Así, qué vi en esta obra que tanto me ha impresionado. Para comenzar un buen argumento, una historia compleja e inteligente que exige atención. Luego, una manera que contar. Y en eso, mucha culpa la tiene el sueco Tomas Alfredson, al que se le puede considerar ya un maestro, pues suma a esta película la escalofriante Déjame entrar, una de las pocas obras de terror interesantes de los últimos años.

Hay una lentitud tensa que da paso a los planos pausados, cada uno de ellos un trabajo de artesano. Hay una atmósfera enrarecida y una violencia reprimida que cuando estalla duele, no como en la mayoría de pelis a las que asistes a la matanza de los cerdos con absoluta indiferencia de jugador de XBOX. Unos planos hasta cierto punto tristones (gran fotografía), que acentúan el ambiente entre paranoico, melancólico y asfixiante, aunque parezca una contradicción. Porque en cualquier momento se tiene la sensación de que va a pasar algo en ese mundo encerrado, ¡congelado! Como toda las grandes obras —que tiene ese don—, El Topo acepta lecturas múltiples.

Y sucede. Basada en una novela de John Le Carré, El Topo está ambientada en los setenta, en plena guerra fría. No es una peli Bond. No hay artilugios, ni mujeres escotadas, ni Aston Martin ni martinis. De hecho, es la mujer del protagonista, el agente George Smiley quien es la promiscua. Además de lo que cuenta y cómo lo cuenta en forma de thriller mental, la película es una gran obra coral, un film de personajes solitarios que echan de menos un mundo coherente, el de la guerra, donde las razones para luchar eran diáfanas. El mundo de los espías es, pues, un orbe de inadapatados.
¡Y qué personajes! Ahí van algunos nombres, además de Gary Oldman: John Hurt, Colin Firth, Tom Hardy, Benedict Cumberbatch (Sherlock) o Ciarán Hinds.

Una pregunta para acabar. ¿Por qué está película pasó relativamente desapercibida y no ganó Oscars? ¿No tuvo suficiente presupuesto de marketing? ¿La campaña entre los que deciden no fue lo suficientemente potente? ¿Por qué fue estrenada en tan pocas salas en mi ciudad? Entonces…
Abstenerse: en caso de afecciones oculares y otros problemas similares. Recomendable: No se han observado contraindicaciones en este prospecto. Efectos secundarios: provoca insomnio. Puntuación: 8,5

El Topo con Gary Oldman