El toro
Por Juan Antonio Navarro Arias
“Mentiría si no reconociese que se me escaparon algunos bostezos en el último tramo del festejo. Pero salí satisfecho –y mucho– de La Malagueta. En una tarde de toros, unas veces sale cara y otras, cruz. Como en la vida misma. Pero nada peor que sentirse engañado. Esta vez vimos toros sobre el albero malagueño y aunque suene paradójico, es noticia. La corrida anunciada se lidió al completo con el hierro titular y la presentación fue de Primera. Bien por el hierro de Salvador Guardiola, por el veedor que los apartó en el campo, por el empresario que los compró y el equipo gubernativo que le dio luz verde en los corrales. Y luego embestirán mejor o peor. Hubo de todo, incluso dos grandes peleas en el caballo en el primero y el quinto de la tarde. El torero podrá estar inspirado o tratar de engañarnos con el pico de la muleta. Discutamos si el quite fue acertado pero que sea con un toro por delante. Como los ‘guardiola’ lidiados ayer. Y ahora hablemos de la firmeza de Antonio Barrera, la mala suerte de Fernando Robleño con el lote de su presentación en Málaga o de la actuación con poca historia de Luis Vilches. Pero esta vez había toro, oiga. La cosa no es baladí dado los precedentes y deja el listón alto para el resto de la Feria. En los próximos días la plaza seguirá con su mismo rango administrativo de Primera y las figuras se vestirán de luces como estos tres espadas. Ansioso estoy por ver lo que está por salir del portón de los sustos. Esperemos no ver ‘gatos’ con cuernos este año en La Malagueta ni ‘animadoras’ con una montera en la mano como la cuadrilla de Barrera. El que paga la entrada pedirá la oreja cuando estime, usted a lo suyo que sólo consigue el descrédito de su matador cuando realiza aspavientos circenses. Por ello mejor no quedarse en las estadísticas de los trofeos y fiarse más de las crónicas que firman ciertas plumas. Cada uno que elija la fuente de la que prefiere beber.”