Hay días, como los de hoy, en los que una se da cuenta que ser madre es el trabajo más duro del mundo. Días en los que te das cuenta de todo lo que significa ser madre y lo difícil que puede llegar a ser. Sin manual, sin instrucciones y siempre con la duda colgado sobre si lo que una hace es lo correcto. Si eres o no buena madre , si lo que haces está bien o mal. Dudas que aparecen una y otra vez porque van dentro del pack cuando una se convierte en madre.
Hay días como los de hoy en los que por más psicóloga infantil que sea, haya sido o vuelva a ser, de nada me sirve porque me siento frustrada, cansada, agotada y con ganas de tirar la toalla. Hay días en los que ni yo misma puedo entender a mis hijos, porque ante todo (como siempre he dicho) soy su madre y los vínculos me pueden.
Afortunadamente tengo este espacio, este blog que empecé hace 3 años con la intención de ayudar a otras madres que, como yo, buscan respuesta a las dudas y los retos diarios que plantea la crianza de nuestros hijos.
Afortunadamente, cuando me descentro de mis dificultades y busco dar respuesta a los interrogantes que me asaltan y los plasmo en letra escrita encuentro las fuerzas para seguir, para continuar con lo que estoy haciendo segura de que todo cuanto pienso dará frutos en un futuro.
No obstante también es cierto que ser madre es el trabajo más difícil que nunca he desempeñado. Ser madre con todas las letras y con todo lo que comporta ser madre. Es decir: enfermera, cocinera, maestra, educadora, guía, monitora de actividades lúdicas, cuenta cuentos, pesada, metomentodo, paño de lágrimas, ... sí, esto y mucho más es ser madre como tu muy bien sabes, mamá, que me estás leyendo.
Por eso, porque sé que para muchas mamis es igual de duro que para mi o para estas otras que estáis en este momento bajo en los que el cuerpo pide tirar la toalla y dejar de luchar, pienso que es bueno que yo escriba este post. Porque para mi al igual que para vosotras también hay días que se me hace duro continuar luchando, poniendo límites y normas, lidiar con un niño contestón, protestón o gruñón.
Pero sigo creyendo, a pesar que en algunos momentos he perdido los papeles, la paciencia y la razón, que debo continuar con la tarea de educar a mis hijos desde un estilo educativo autoritativo (que no autoritario), que cuando la situación me supere lo mejor que puedo hacer para el bien de todos es aplicarme un time-out, es decir, respirar y alejarme unos segundos antes de reaccionar bajo esa emoción que me puede arrastrar.
Gracias a todas y todos los que me leéis por hacer de este espacio un lugar donde además de poder compartir mis conocimientos sobre conducta, pensamiento y desarrollo infantil puedo explicar abiertamente cómo me siento en mi papel de madre.
Si a ti también te parece que ser madre el uno de los trabajos más difíciles que nunca has realizado te invito a que compartas con todos nosotros lo que piensas, seguro que nos ayudarás a crecer como personas y como madres.
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