La espasticidad es un trastorno motor
caracterizado por un aumento anormal del tono muscular (hipertonía).
Esta patología se debe a un daño o lesión en la parte del sistema
nervioso central que controla el movimiento voluntario. Este daño
interrumpe importantes señales entre el sistema nervioso y los músculos,
causando un desequilibrio que aumenta la actividad muscular y produce
espasmos.
Puede dificultar la
movilidad, la postura y el equilibrio, afectando a la capacidad de mover
uno o más miembros del cuerpo, o uno de los lados. Es común tener los hombros, brazos, muñecas y dedos de las manos en un ángulo anormal debido a la rigidez muscular.
Para
tratar con éxito la espasticidad es preciso abordar su valoración y
tratamiento de forma multidisciplinar (cirujanos ortopédicos,
fisioterapeutas, logopedas, neurocirujanos, neurólogos,
rehabilitadores, terapeutas ocupacionales,…).
El ejercicio, incluyendo el estiramiento muscular, puede ayudar a que los síntomas sean menos severos.
Una de las herramientas más valiosas para el tratamiento rehabilitador, ha
sido la incorporación de BOTOX® (toxina botulínica tipo A) a los
esquemas tradicionales. Al ser infiltrado directamente en la zona afectada, este medicamento
relaja el músculo y permite trabajar con ejercicios que generen mayor
estimulación y que en condiciones normales el paciente no podría
realizar.