Mark Tansey, El triunfo de la Escuela de Nueva York, 1984.
Óleo sobre lienzo, 188 x 304,8 cm Whitney Museum
Fragmento de Visiones de América, de Robert Hughes.
En 1984, Mark Tansey (n. 1949) pintó El triunfo de la Escuela de Nueva york. El título ironizaba sobre un eminente ensayo histórico de Irving Sandler. Es una pintura que se burla de la historia. Presenta el mítico acontecimiento que vemos en el último capítulo: la capitulación de París, como centro del arte mundial, ante Nueva York. Ahí están, de uniforme militar en un campo de batalla devastado, los grandes y viejos poilus de la Escuela de París: Picasso, Braque, Matisse, Léger y demás. Y a la derecha se ven los representantes del ejército victorioso: Pollock, De Kooning, Still, Motherwell y el resto. Pero es un crítico, en su papel de general MacArthur del formalismo moderno, quien recibe la rendición. Ningún crítico moderno- puede que nadie desde la muerte de Roger Fry y ciertamente nadie vivo- ha sido tan influyente como Clement Greenberg, con todo su dogmatismo y formidable certezza. Al defender a los expresionistas abstractos, se labró una reputación de infalibilidad casi absoluta. Pero una cosa es la reputación y otra el poder; en última instancia el poder real para determinar el gusto se lo otorgan al crítico las instituciones y el mercado. Algunos críticos quieren que sea así, otros, no; Greenberg era de los primeros.