Claudio Cerdán
El país de los ciegos
Ilarión, mayo 2011
En el país de los ciegos siempre se ha dicho que el tuerto es el rey, aunque no sé qué pensarán los republicanos de ese país de esta aseveración tan arraigada en nuestra tradición oral. El país de los ciegos es también una obra de Michael Flynn (In the country of the Blind), que consiguió reconocidos premios en el ámbito de la ciencia ficción. El país de los ciegos es, también, una obra de H.G. Wellss (The country of blind). Pero es, sobre todo, y ahora, la última novela del yeclano Claudio Cerdán, y que va a marcar un antes y un después en su creación literaria.Cerdán ya había publicado dos novelas de una fantasía muy especial, que personalmente sorprendieron al principio, pero que personalmente opiné no era el camino que debía seguir una mente como la suya, más de cineasta, que había mamado de la novela negra, del misterio, incluso del terror- no quiero utilizar aquí términos anglosajones para describir lo que en castellano es perfectamente definible-, y que podría estar bien esa mezcla de fantasía-película del oeste de El dios de los mutilados o Cicatrices, pero le llevaba a una calle sin salida.Afortunadamente Claudio ha encontrado una avenida, casi una autopista, cual Ruta 66, para su creación literaria, y decidido ha cogido el toro por los cuerpos, descubriendo, y descubriéndonos, las infinitas posibilidades que tiene una ciudad como Alicante, que tan bien conoce.¿Es Alicante el personaje principal de su novela? Si no lo es, le roba muchos primeros planos a El Tuerto, un sujeto al que conoceremos nada más abrir el libro, saliendo de la cárcel, y que además será el encargado de contarnos lo que ve, lo que vive, desde ese soberbio primer capítulo que nos deja clavados en la silla y frente al libro.Toda la trasgresión que Claudio Cerdán- quien, aún no lo he dicho, me honra con su amistad- puso en práctica o ensayó en las anteriores novelas, florecen en la presente para deleite de los amantes de la novela negra, del misterio, de los personajes marginales, de las ciudades corruptas, tanto que en momentos me traía recuerdos de Sin City, de Poisonville... Bien escrita, dura, contiene críticas a la sociedad que le rodea. Pero ahí se ha quedado corto el autor yeclano. En una sociedad como la nuestra, donde los directivos de los bancos son los encargados de atracarlos y llevarlos a la quiebra; donde la clase política dilapida lo recaudado por los impuestos públicos para convertirse, ellos, los políticos, en jeques árabes o maharajás hindúes; donde la clase política de cualquier pueblucho de la geografía española vive al margen del pueblo al que aplastan con abusivos impuestos, siguiendo instrucciones de potencias extranjeras, ahí, Claudio Cerdán tiene campo para seguir deleitándonos de este mundo tan suyo como es El país de los ciegos.
Francisco Javier Illán Vivas