Antes de entrar por la puerta de la avenida Pau Casals encontramos una estatua dedicada al músico.
El parque dispone de amplias calles para pasear y bancos para descansar, estando permitida la entrada a perros.
Cuando lo visitamos, las zonas de césped estaban valladas por recuperación, pero son parte importante del parque.
Junto a la pradera se localiza un gran estanque con peces.
En la parte central encontramos un kiosko-bar, con gran afluencia de público un día de sol por la mañana.
Y volviendo a uno de los extremos, un parque infantil muy completo, con juegos para pequeños y algo más mayores, incluyendo mesa de ping-pong.
En esta visita, aún coincidimos con la celebración del centenario del parque, que en su día fue parque de atracciones.
El horario de apertura es desde las 8 de la mañana hasta el atardecer. Podéis consultar más información en la web del Ajuntament de Barcelona.
