Hace algún tiempo Goizeder me recomendó este libro, y me alegro de haber leído esta novela de Patxi Irurzun (Pamplona, 1969). Diez mil heridas está dividida en tres partes o libros, cada una corresponde a una generación distinta de la misma familia: Pedro, el abuelo; Zaide, el hijo; y Antón, el nieto, que es el narrador de esta historia.
La novela arranca con Pedro Guinea, que vive durante la época de la guerra civil del Reino de Navarra (1451-1464). En esa época, Navarra estaba dividida entre los partidarios de Carlos de Trastámara más conocido como el Príncipe de Viana y Juan de Aragón, padre del anterior.
Pedro es un esclavo que fue capturado cuando apenas era un bebé en su África natal, no recuerda prácticamente nada de sus orígenes y es tratado como una mascota por su amo, el Príncipe de Viana. En el castillo real de Olite Pedro cuida del zoo, oficio que le ha costado la mano al ser devorada por una fiera. No se siente feliz en absoluto, sabe que es diferente por el color de su piel, y es tratado como un animal por los demás.
Pero un día la vida de Pedro da un vuelco cuando por diversas circunstancias debe abandonar el palacio y se une al bandolero Sancho Errota, más conocido como Sanchicorrota. Juntos recorren el desierto de Las Bardenas, al principio como ladrones, pero acaban siendo una especie de ermitaños. Me ha gustado mucho esta parte, porque alterna acción y la crítica social. Pedro sufre por una parte el clasismo al ser tratado por sus amos como un animal de carga y por otra el racismo de todos los demás, al ser el único negro en un mundo de blancos.
El segundo libro salta una generación, el protagonista es el nieto de Pedro: Antón Aguirre. Esta parte es más cercana a la novela de pícaros. Se nota que a Irurzun le gusta este género, ya que incluye muchos guiños al mismo. Antón es el hijo de Zaide y tiene un hermanastro por parte de madre llamado Lázaro, con el que vive en Salamanca; dejando entrever la posibilidad de que sean también personajes del Lazarillo de Tormes.
En esta parte sufrimos junto a Antón todas sus penurias, y cómo va dando bandazos por Castilla, Navarra y Andalucía sobreviviendo hasta que por fin encuentra una estabilidad trabajando para don Juan de Zamora, mayoral en la Hermandad de los Negritos de Sevilla ayudando a sus hermanos de raza, tanto esclavos como libertos. Pero esta alegría no durará mucho porque no podrá escapar a la realidad de ser un mestizo en una sociedad racista, ya que será acusado de un asesinato que asegura que no cometió. Esta novela está estructurada como la defensa ante la acusación de este crimen.
La tercera parte trata sobre Zaire Aguirre, hijo de Pedro Guinea. Antón recibe las notas de su viaje como sirviente de Teodoro Doroteo, un pintor griego que se embarca en una misión para la conquista de Florida y de las tierras que actualmente forman el sur de Estados Unidos. Zaire es los ojos y la muleta donde se apoya Teodoro. Contra todo pronóstico Teodoro y Zaire sobreviven a la travesía del Atlántico, para comenzar un duro viaje a través de tierras salvajes en las que son atacados por los nativos.
Al principio Zaire no me cayó bien, ya que abandona a su mujer y a sus hijos, que no vuelven a saber de él en muchos años. Pero poco a poco vamos conociendo más de él, de las razones por las que se marchó de su casa, de lo que añora a su familia, y de cómo busca una redención cuando conoce a Begiunchi, con la que intenta formar una familia.
Es un libro que me ha sorprendido mucho, si bien se presenta como una novela de aventuras y picaresca, Irurzun aporta mucho de sí mismo. A lo largo de esta obra hace numerosos guiños a sus películas, novelas y canciones favoritas. He de reconocer que alguna se me pasó por alto, pero al final incluye un recopilatorio de todas ellas.