El ultimátum de Megan Fox

Hace un par de días, cuando hablé de la muerte de “Macho Man” Randy Savage, dije que hay muchas personas que, aunque no sean actores o actrices, han acabado delante de una pantalla. El caso de Megan Fox es uno de ellos, y ha seguido la trayectoria lógica de alguien que ha basado su trabajo en su cuerpo. Su carrera cinematográfica anda por los suelos a día de hoy, cuando se ha anunciado un remake de Carrie, la película basada en la primera novela de Stephen King y que cuenta la historia de una adolescente con poderes mentales que se venga de todo su instituto. Dejando al margen si el enésimo remake de turno es necesario o no, la noticia es que Megan Fox ha anunciado que, o consigue el papel protagonista, o dejará el cine.

De inmediato han surgido voces pidiéndole de todo, tanto que deje de ir de “diva” como que se pase al cine porno, lo que reafirma mi idea de que lo que se le ha valorado a esa chica no son precisamente sus dotes interpretativas. Megan se hizo famosa en 2007 con el estreno de “Transformers”, la película de Michael Bay que hablaba de unos robots alienígenas que invadían La Tierra transformándose en coches y camiones. Ya había trabajado como modelo y figurante en alguna que otra serie de televisión, e incluso salió durante menos de medio segundo en “Dos policías rebeldes 2″ . Michael Bay la seleccionó y como casting le propuso que limpiase su Ferrari. Así, como leéis, un cubo, una esponja y mucho, mucho jabón.   La escena en la que Fox abre el capó del coche se convirtió en un wallpaper de moda (aunque yo nunca he llegado a entender dónde está lo erótico de poner a una chica restregándose contra un coche, llamadme extraño) y para la segunda parte de la película tuvieron que ponerla literalmente a cuatro patas sobre una moto para conseguir un momento similar. Para entonces, los problemas entre Megan y Michael Bay fueron el rumor de moda en Hollywood. Que si ella era una prepotente, que si Bay un chulo al que no le importaban las medidas de seguridad en los rodajes… El equipo de Transformers publicó de forma anónima (ja…ja… ja…) en la página web del director un manifiesto donde se quejaban del trato de la actriz, lo que hizo que todos tuviéramos nuestras dudas de si la volveríamos a ver en una previsible tercera entrega. Y sí, fue contratada y apareció en las pruebas de pantalla, pero a los pocos días saltó la noticia de que abandonaba el proyecto. Desde entonces, su físico ha sido explotado en un par de películas como Jennifer’s Body o Jonah Hex, que han salido directamente al DVD. Carrie es su última posibilidad de tener algo decente entre las manos (chistes guarros al fondo a la derecha, por favor), aunque no creo que su retirada sea definitiva. 

Megan Fox es el resultado de usar el físico que Dios y los cirujanos le han dado. La gente piensa que es mona y, por lo tanto, tiene que haberse hartado a follar con los productores de Hollywood para conseguir un papel. Algo parecido ha pasado con las chicas del programa “Sé lo que hicisteis”, a las que le recomiendan que se pasen al cine X porque seguro que tienen mucha experiencia. Ni por un momento se les pasa por la cabeza que ha tenido que esforzarse para llegar hasta allí. Esa es la razón también de, como dijo Karelia hace tiempo, que las heroínas no funcionen en el cine. Los personajes masculinos siempre tienen motivaciones, frases maravillosas, profundidad y carisma. En cambio, si una mujer quiere protagonizar una película de acción tendrá que acabar a cuatro patas en ropa interior en algún momento. Si no que se lo digan a Zoe Saldana en el tráiler de “Colombiana”, o a Hale Berry en la espantosa Catwoman. Quizá por eso Ripley y Sarah Connor se han hecho un hueco entre nosotros, porque se trataba de personas que luchaban por algo o trataban de conseguir algo más que un momentazo en ropa interior.