Ya estaba muy malito. Ofreció cinco cantes en una hora. Fue su último concierto, el 26 de enero del 92 en el mítico Johnny, el colegio mayor madrileño San Juan Evangelista, templo de la música en directo, reducto del jazz hispano. La foto es de Nacho Prieto. Rizados y enjutos José Monge y Tomatito. Camarón venía de grabar "Potro de rabia y miel", y de infructuosos viajes a Houston. Murió meses después, el dos de julio. En el Johnny se conserva una placa conmemorativa del último testamento sonoro de Camarón. El próximo día 7 de diciembre se publicará el disco correspondiente. No hay Navidades sin Camarón. Vale, siempre pesa cierto oportunismo rentable, pero en este caso lo justifican un par de aniversarios, cuarenta años del club de música del legendario colegio mayor y sesenta años del nacimiento del irrepetible cantaor de La Isla y del mundo entero.
Camarón, para la ocasión postrera, ofreció la soleá por bulerías "Salud es lo que quiero", la taranta cartagenera "Nunca llueve como truena", las bulerías "De oro y marfil", los tangos "El pelo de mi Dolores" y los "fandangos del Johnny".