El Último de la Fila Top Ten

Este fin de semana se inauguró en Bilbao ”Miscelánea”, una muestra de la producción pictórica del responsable de varias de las canciones que han marcado mi existencia desde que era un adolescente: Manolo García. Al lado de Quimi Portet, formaron a mediados de los ochenta una de las agrupaciones más importantes del rock español: El Último de la Fila.

Manolo llegó puntual a la Galeria Aritza de Bilbao pero no ingresó al local hasta después de firmar autógrafos y sacarse fotos con el centenar de personas que se agolparon a las puertas de la exposición. Se mostró cercano, sincero, sin prisa, entregado a un público que sólo quería saludarlo y guardarse un recuerdo para la posteridad. “Lo importante es el arte y no el artista” gritó con modestia y alguien de la multitud respondió presuroso “Tú lo eres mucho más”. No le faltaba razón.

Ya de regreso a casa, en el coche sólo se escuchaba la voz de Manolo y la guitarra de Quimi. Cada tema me hacía recordar los muchos momentos en los que había disfrutado de sus letras y su particular sonido –una mezcla eléctrica de flamenco y sonidos arábigos-. Volvieron a mi mente episodios de mi vida a los que le puse como música de fondo alguna canción del dúo catalán. Y todo ello me empujó a realizar una tarea que tenía pendiente desde hace tiempo: hacer la lista de mis diez mejores canciones de EUDLF. Este es el resultado de mi difícil selección.

10. En los árboles: El cuarto álbum de la banda me lo compré en casete. Debí ser uno de los primeros que tuvo en Lima “Como la cabeza al sombrero” en el año 1988. Musicalmente menos electrónico que los anteriores, se convirtió de inmediato en uno de mis favoritos gracias a un gran inicio que encadenaba “Dios de la lluvia”, “Sara” y “En los árboles”. Punteo de guitarras españolas con arreglos árabes y Manolo pidiendo “un fármaco precioso que convierta en realidad todos esos sueños”.

9. Cuando el mar te tenga: Single de presentación y el más asequible del experimental “Nuevo Pequeño Catálogo de Seres y Estares” de 1990. Vino acompañado de un simpático video clip con Manolo y Quimi cantando en una bañera mientras unas bizarras bailarinas danzan con pollos colgando de sus tutús. De fácil escucha, su temática principal es la libertad en conjunción con la naturaleza. Frase célebre: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio no lo vayas a decir”.

8. Soy un accidente: Muchas de las letras de EUDLF son derrotistas y “Soy un accidente” debe ser la más autocompasiva de todas. Perteneciente a “Enemigos de lo ajeno”, uno de los mejores discos del rock español, menciona frases del tipo “soy un accidente, un error de medida”, “no pretendo conseguir perdurar porque sé que solo soy un accidente” o “soy el caos o sólo un alma polvorienta” además de algunas referencias a la mitología griega y a la Biblia. Para escucharla sólo, acompañado de alguna botella y disfrutando de tu peor depresión.

7. Querida Milagros: Esta composición siempre me pareció una genialidad. Un soldado encuentra a otro muerto y entre los objetos que lleva consigo hay una carta que está dirigida a su novia Milagros. A partir de ese momento las líneas de la epístola se convierten en la letra de la canción en donde el soldado Adrian relata con crudeza los horrores de la guerra y cuenta que lo único que lo mantiene vivo es su amor por Milagros. Triste y hermosa a la vez. Durante años fue la única canción de EUDLF editada en láser-disc para karaokes. Era el único que la pedía.

6. Lejos de las leyes de los hombres: Una distorsionada guitarra da paso a un electrónico riff de reminiscencia morisca. Otra de las temáticas características de EUDLF: la huida, el escaparse a cualquier lugar en busca de la libertad absoluta o del amor correspondido. En tiempos de parejas virtuales y distancias acortadas la frase “Y tú siempre has estado a mi lado a miles de kilómetros entre mis brazos” pierde algo de fuerza, pero desde 1986 y en buena parte de los 90 fue uno de los versos de cabecera para quienes intentamos una relación a distancia.

5. Como un burro amarrado en la puerta del baile: El mayor éxito comercial del que debió ser el último disco de la banda: “Astronomía razonable” de 1993. Mejor producido, algo más sosegado, un sonido más acústico y letras cada vez más poéticas y menos descifrables para la mayoría que aún así coreaba la “canción del burro” como quién recita el “Padre nuestro”. Un video clip de mucha rotación con imágenes de monjas danzarinas, hombres tatuados y el burro en un papel estelar. Mi primer acercamiento al catalán fue con esta canción: “que soc de barcelona i em moro de calor“. No fue difícil de traducir.

4. Son cuatro días: En 1987 se edita “Nuevas mezclas”, un disco que contiene temas de sus dos primeros álbumes pero mezclados, valga la redundancia, con una mayor calidad. Fue el primer disco que se editó en Latinoamérica y de donde se extrajeron los hits que los harían internacionalmente conocidos. Casi todos los temas son similares a su versión original a excepción de “Son cuatro días”, la mal llamada “Duerme la ciudad”, con un ritmo totalmente diferente a como fue concebida. Mucho más reposada, aportando una atmósfera más acorde con la letra de la que incluso se retira la frase del título de la canción. Estampas porteñas con aire de melancolía y soledad.

3. No me acostumbro: Dedicada al amor de juventud, es muy fácil identificarse con la letra de “No me acostumbro”. Con un piano marcando la nostalgia del tema y la rabiosa guitarra eléctrica de Quimi haciendo el contrapunto, Manolo nos trae el recuerdo de su primer flechazo a partir de unas fotografías, otro de los objetos fetiches de sus composiciones, y declara sin vergüenza sus miedos a crecer (“no logro acostumbrarme aun a ser adulto”) y hace promesas valientes y decididas del tipo “antes del invierno estaré ahí”. Repetida hasta el cansancio, sus acordes y versos me siguen erizando la piel.

2. La piedra redonda: Otra vez la huida como solución a la soledad. Letra profunda camuflada en una melodía alegre y despreocupada. “Lo que quiero está siempre tan lejos”, “comprendo que nunca tuve nada y que probablemente nunca lo tendré”, “me siento tan solo que no sé en qué dirección correr”, “siempre estuve solo y siempre lo estaré”. ¡Pobre Manolo, cuánto dolor! Y con toda esa futilidad de uno mismo ¿cómo puede gustarnos tanto? “Cosas del subconsciente” diría algún psicólogo.

1. Insurrección: Dos minutos son suficientes para uno de los mejores temas de todos los tiempos. Mi caballito de batalla durante buena parte de mi vida. En karaoke o a capela, una de las canciones que entono con mayor pasión y sentimiento. Himno del resentimiento, la revancha y el salir adelante a pesar de todos los golpes. Para escucharla de continuo, una y otra vez, antes de salir a la calle y comerte al mundo. Favorita de propios y extraños, es la composición por excelencia por la que Manolo y Quimi serán recordados para siempre.

En esta lista de YouTube he colgado los clips de este Top Ten

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