Carlos tomó una sola decisión en su vida: ser Elvis. Y lo es sin importarle su trabajo, serpenteando a una familia que no le deja cumplir sus planes según los ha trazado y dejándose la piel en actuaciones en lugares de tercera donde alguien ha encargado un imitador.
Este Último Elvis tiene una voz portentosa y maravillosa, de las que instantaneamente te pone la piel de gallina, y llena su día a día de detalles para recordar a todo aquel que le rodea que él inventó el rock n' roll.
Armando Bo firma una película pequeña, deliciosa y tremendamente cuidada en la que se mantiene elegantemente la línea que la separa del patetismo y la mofa. Una verdadera joyita que lleva solo dos semanas en nuestra cartelera y que, tristemente, está a punto de quedar arrinconada en los cuartuchos de las salas de proyecciones con la llegada de "World War Z". No hay sitio para todos, los grandes ocupan mucho espacio y muchos se quedarán sin su "Unchained Melody" en pantalla grande.
Pero si contáis con la posibilidad de ver a Elvis en los ojos de John McInermy, es algo que no deberíais perderos.