Revista Cine
El último minuto (2001), de andrés neuman. cuentos sobre el instante decisivo.
Publicado el 23 enero 2013 por MiguelmalagaLeo con curiosidad que este libro tiene dos versiones: siete años después de la edición de Espasa (que es la que yo he leído), volvió a salir en Páginas de Espuma con algunos cuentos menos, alterando el orden de los restantes y revisando el texto de todos ellos. Realmente, siendo uno de los primeros libros de relatos de un autor ya hoy día consagrado con el Premio de la Crítica de 2009 por su novela El viajero del siglo (una de mis lecturas pendientes desde hace ya tiempo), es lógico que pose su mirada en sus escritos más tempranos y lo haga de manera crítica. No es una práctica tan extraña: hay otros conocidísimos escritores de nuestro país que revisan las nuevas ediciones de sus novelas.
Bien es cierto que cuando El último minuto fue publicado Newman había sido ya finalista del premio Herralde con Bariloche. Pero mi olfato de lector me dice que hay aquí algunos cuentos escritos en el periodo de formación de Newman, pues el conjunto resulta demasiado irregular, encontrando piezas realmente conseguidas junto con otras simplemente ingeniosas pero poco más. Lo que sí se aprecia es un escritor en constante ebullición, experimentando con los tiempos narrativos, bebiendo de las mejores fuentes: Cortázar, Chejov, Arreola y buscando a la vez un lenguaje propio.
Al final del volumen, al menos en mi edición, toda una curiosidad: el escritor se desnuda y desvela algunos de los trucos del oficio. Contra lo que pueda parecer, el cuento es uno de los géneros más difíciles: hay que presentar personajes y situaciones de forma que el lector pueda ver más allá de lo escrito, casi como si de un hecho sobrenatural se tratara. El cuento debe ser impactante: cómo se consiga tal efecto es decisión del escritor (y, en cierta media, también del lector). En el club de lectura ha habido opiniones de lo más heterogéneas a la hora de valorar los relatos y hasta hay quien ha descubierto uno de ellos que puede leerse al revés.
En el caso de Newman, lo que más le interesa es congelar un cierto instante, que parece decisivo en la vida de los personajes, es decir "congelar, retener, explicarme ese momento de crisis antes del abismo. Y dejar al lector justo delante de él, a un par de centímetros". Prometo leer algo más de este escritor geográficamente tan cercano y valorar su madurez narrativa en su justa medida.