Revista Cultura y Ocio

El último romántico

Publicado el 29 octubre 2012 por Alberto CaÑas @albertocmolina

EL ÚLTIMO ROMÁNTICO

Javier Marías

El escritor Javier Marías rechazó el Premio Nacional de Narrativa. "Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional", declaró en una rueda de prensa en el Círculo de Bellas Artes en Madrid después de conocerse la noticia. También agradeció el galardón, sugirió que la suma de dinero que él rechazaba (20.000 euros de los fondos públicos) se podría invertir en las bibliotecas... Sí, pero no reculó.
Imagínate la que se montó.  Sin embargo, esa es otra historia. Y es que quizás no habría escrito nada relacionado con Javier Marías de no ser por el título de la novela de la discordia: Los enamoramientos. El amor, durante los últimos días parece que a mi alrededor todo el mundo habla de lo mismo. "¡Hablemos del romanticismo, cojones!", diría Fernando Arrabal ebrio como él solo. Y como no creo en las casualidades, al final me he visto obligado a sentarme delante del ordenador otra vez a deshoras. 
En concreto quien definitivamente me ha llevado a redactar el presente post ha sido una persona muy cercana. No creo que lea las siguientes líneas, pero tampoco daré nombre. Lo está pasando mal. Aunque no quiera, los recuerdos le asaltan a traición. Podría aconsejarle que no lo haga, pero sería absurdo. No lo puede evitar. Tiene que aprender a vivir con ello y eso sólo se consigue con el paso del tiempo. Hasta entonces toca apretar los dientes él y estar a su lado para animarle los demás. No queda otra.
Sufre en sus carnes la otra cara del amor, esa que a ninguno nos gustaría conocer. Pero es un mal necesario porque de la misma manera que sin noche no habría día, sin el dolor de esa herida que tiene que cicatrizar no se valoraría lo anterior. Y a eso voy, pues seguramente tú también tengas una idea sobre qué es romántico, ¿verdad? La mía tiene que ver con el siglo XIX y la figura del héroe romántico de autores como Gustavo Adolfo Bécquer
Suicida, kamikaze, inconsciente, loco... tu romántico quizás también dé lo mejor de sí mismo a cambio de una sonrisa. Alguien capaz incluso de desvivirse sin un "te quiero" o cualquier otra muestra de cariño, ni siquiera "gracias", aunque en su interior, allí donde no se puede engañar, no se sienta valorado. No es cuestión de idealizar a la otra persona. Sabe que ahí fuera encontraría aquello que añora, lo que podría ser, pero aprendió a multplicar por cien lo recibido, lo que es, y esa es su excusa para continuar.
Tampoco deja de ser consciente de que ese amor que le consume tiene fecha de caducidad, ¿y qué? Por ello disfruta más de lo positivo, más que cualquier otro que estuviera en su lugar. Según se mire su actitud podría ser incluso egoísta. Querer con intensidad, sin guardarse nada, sin poner el freno de mano para, cuando todo haya terminado, poder echar la vista atrás sin que duela (o que duela lo menos posible).
Una especie en peligro de extinción, incomprendido por la gran mayoría, pero al menos para mí merece todo el respeto del mundo. Cuando tropieza y cae, a pesar del dolor, continúa convencido de todo cuanto hizo y no reniega. Todo lo contrario. Mira hacia adelante y aprieta los dientes coherente consigo mismo.  No queda otra, ánimo.

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