"El cine es un espejo pintado." Ettore Scola
Nunca mejor utilizada esta frase de Scola para hablar sobre el trabajo de Emilio Ruiz del Río, un verdadero mago y maestro del cine -desconocido para la mayor parte de los cinéfilos, incluyéndome- principalmente por sus miniaturas y pintura sobre cristal, técnica que consiste en la mimetización de éstas con los ambientes naturales, todo un experto artesano y artista del uso de estos efectos especiales/obras de arte que estuvieron presentes en más de 500 películas de diversos calibres, estilos y calidades, pasando por directores como Ray Harryhausen, David Lynch, Stanley Kubrick, Guillermo del Toro y una serie de largometrajes en las que sus capacidades y conocimiento del mundo cinematográfico, fueron esenciales.
Ruiz del Río, madrileño y artista plástico de profesión, además de ser un excelente ilustrador era un gran visionario, mitad inventor, mitad creativo, para llevar sus técnicas a los mejores términos, y este documental es una prueba no solo de su trabajo, vida y capacidades sino todo un homenaje a este gran desconocido del cine mundial, nominado en varias ocasiones a los Goya y "genio" mimado de Dino de Laurentis.
Co-escrito (con Asier Mensuro) y dirigido por Sigfrid Monleón, este documento audiovisual nos revela ese gran truco que era el trabajo de Ruiz del Río. Monleón, guionista y cineasta español, que con una corta pero interesante filmografía -nominado en varias ocasiones a los Goya- y con un estilo relativamente personal, logra con El último truco, no sólo centrarse en la figura de este artista sino en todo el concepto alrededor de su trabajo, de su misma forma de crear esas ilusiones, que, como el mismo del Río argumenta, la mentira del cine, él la convierte en posible.
Sigfrid Monleón (derecha) y Emilio Ruiz
Esta especie de Making of no se limita a mostrar el trabajo del madrileño sino que pone en escena cómo crea, diseña y estructura sus obras, en una secuencia que va a estar presente durante todo el metraje, donde vemos como realiza desde cero el trucaje de una escena de guerra; igualmente el documental está complementado por una serie de entrevistas a cineastas españoles, extranjeros, productores y amigos con los que colaboró, además se nos explica de forma somera las anécdotas que tuvo que vivir, gracias a su trabajo, sus pensamientos y principalmente, sus conocimientos, que no sólo están aplicados a la técnica sino a su mismo planteamiento de lo que significa el cine, y esa es en cierta forma, la lección más importante de este audiovisual.El documental tiene un excelente montaje, que juega con la idea del truco, del engaño cinematográfico, que obviamente representa a las impresionantes, milimétricas e inteligentes maquetas y matte painting, como se le dice en inglés a la pintura sobre vidrio, técnica por la que del Río, es reconocido y considerado como uno de los mejores, por su conocimiento de la perspectiva, elemento esencial para este trabajo que engaña al ojo y a la cámara.
Este trabajador incansable que le dio vida a los decorados de Dune o del Doctor Zhivago, que colaboró con el Peplum italiano, que recreó explosiones, ciudades extintas o un París -o cualquier ciudad del mundo- en medio de una ciudadela española, es además un modelo que, por lo menos en España y en las escuelas de cine, toma un significado único no sólo por su adaptación a la tecnología y lo digital sino porque su trabajo, como el de tantos artesanos, es la piedra angular, la argamasa de todos estos efectos especiales, y sus técnicas pueden estar dentro del mismo paquete de personajes como Ray Harryhausen, Willis O´Brien o de un compatriota como Segundo del Chomón.
Admirado por Guillermo del Toro, Fernando Trueba y tantos otros directores, su trabajo y palabras - ya en pleno retiro- se convirtieron en clases magistrales y prueba de su trabajo, en donde la naturalidad, recursividad y ante todo conocimiento, hicieron de secuencias como la explosión de un atentando terrorista, la nave de Dune o las montañas rocosas (Utah) en pleno Almería (España), no sólo creíbles sino tan veraces, que su trabajo era a penas percibido.
El último truco, va a ser el último trabajo de Emilio Ruiz, ya que este muere en el momento en el que se empieza a montar el material, y este sentido homenaje, se traduce en toda la admiración que pone el director Monleón, tanto en la figura del director artístico como en la estructura misma de la película.
Uno de los documentales que más me ha gustado -en este año-, por toda esa esencia a magia del cine, de creatividad, artesanía, paciencia y talento, que en las manos y cabeza de este español, se transformaron en pequeñas secuencias de arte; además porque el mismo documental o dirección de éste está muy bien planificado tanto narrativamente como en su tratamiento de montaje y puesta en escena, con charlas bastante amenas de Ruiz del Río con sus amigos (cineastas) y la didáctica misma del trabajo de éste, al separar por capas los matte painting, y dejar en claro - sin dejar de sorprender- la calidad, el perfeccionismo y técnica que se creaba en un cristal generando mundos nuevos. Una película más que recomendable, necesaria y primordial para todo cinéfilo, estudiante de cine y quienes creemos aún en la magia de éste.
Zoom in: Nominada a los Goya a mejor documentalLa película está dedicada a la memoria de Emilio Ruiz del Río por obvias razones