Compararse con la vida que Facebook nos dice llevan los demás puede desencadenar síntomas depresivos.
Fuente: FayerWarer
En más de una ocasión la conversación con amigos ha llegado a lo que el amigo de uno amigo está haciendo de su vida, por donde está viajando y a que se dedica. De la misma manera que el remate de muchos chistes han sido viejos conocidos que alguien se ha topado en alguna red social. El asunto es que las redes sociales pueden ser excelentes para mantener el contacto, pero para cierto grupo de individuos esto puede convertirse en una fuente de tristeza y, en el caso de Facebook, de síntomas depresivos.
Un estudio de la Universidad de Houston logró establecer una relación entre el uso excesivo del Facebook y los síntomas de depresión. Aquí hay que aclarar que la depresión y los síntomas depresivos no son lo mismo. Nadie está diciendo que Facebook cause depresión, pero sí es puede actuar como un catalizador en un cierto grupo vulnerable.
El problema es que el grupo vulnerable tiende a pasar un tiempo excesivo en la página. Esto lleva a que el individuo compare su vida con la de los demás y todos sabemos que las vidas ajenas son todo una aventura una vez que son publicadas en Fb. El estudio encontró cuatro dos clave:
- El tiempo gastado en el sitio tiene una correlación con los síntomas depresivos para ambos sexos.
- Si se hacía una comparación social vía Facebook, la relación de correlación aplicaba sólo para los hombres.
La razón por la cuál sucede esto, teoriza el artículo, es que Facebook pone a nuestra disposición una plétora de datos sobre las vidas ajenas a las cuales no tendríamos acceso de otra manera: fotos de vacaciones donde buscaron su belleza interior por los Himalayas, comentarios y likes furtivos de esa barista que tanto nos gusta con ese tío de la oficina que aborrecemos o las fotos de nuestra ex pareja y su nuevo novio que visto de rojo es similar a un homínido.
La respuesta puede ser muy simple, pero tiene una carga cultural intensa: Hay que pasar menos tiempo en Facebook y más tiempo preocupándonos por nuestras vidas.