Revista Salud y Bienestar

El uso social de los lavabos (WC)

Por Pedsocial @Pedsocial

waterNo nos ha sido fácil enunciar este post ante la plétora de sinónimos, extrangerismos y eufemismos que se emplean en la lengua española para el lugar o espacio donde realizamos nuestras deposiciones: lavabo, baño, servicios, W.C. water pronunciado “báter”, letrina, ,toilette”, retreteinodoro, aseo, “rest room”.

En algún momento del pleistoceno los humanos decidieron que las deposiciones era algo que había que hacer fuera de la caverna, lejos y en más o menos privado. Probablemente pasó un tiempo hasta que se designara un lugar específico y bastante más hasta que se llegó a dignificar el espacio y se le dotó de mecanismos que evitasen el rechazo que habitualmente producen las deyecciones.

Los niños se puede entender que nacen en el pleistoceno, la infancia de la humanidad, y les toma un tiempo en dominar el control de sus esfínteres lo suficiente como para demorar la deposición hasta llegar al lugar o espacio designado para cumplir esa función.

En el interin, las sociedad de consumo ha dispuesto una serie de recursos que actualmente representa en el mundo occidental un considerable volumen de negocio: los pañales desechables para bebés. Introducidos en los años 60 del siglo pasado y teniendo en cuenta la distribución sexual de las tareas de crianza, los pañales desechables han contribuido a resolver un problema y con ello a una parte de la liberación de las mujeres. Más o menos en la misma proporción que las lavadoras-secadoras de ropa o las ollas a presión. Todo esto dicho sin más propósito que la constatación de la realidad en el mundo occidental.

Mientras, el proceso de instrucción de los niños pequeños en el control de sus esfínteres constituye una parte importante de la socialización de los humanos. Para muchos niños, y también para sus padres, éste proceso es simple, natural y hasta breve. De la fase de propuesta, a la fase de ”ya lo pide”, hasta cuando el pequeño ya es autónomo suelen transcurrir algunos meses y requerir esfuerzos y atención. Cuando se obtiene un éxito se acostumbra a celebrarlo. Los fracasos deben aceptarse como una invitación a la insistencia. Unos y otros pueden depender de la maduración del niños, de la época del año en que se inicia el entrenamiento, del apoyo mutuo de guarderia y padres y varios más. La prolongación de los fracasos en el control de esfínteres más allá de la edad de preescolar se convierte en un problema que recibe una denominación diagnóstica: enuresis y ecopresis. Uno y otro tiene valoraciones, evolución y manejo diferentes y pueden precisar la intervención del pediatra dedicado.

Pero lo que se precisa es su identificación adecuada desde la seguridad de que las causas orgánicas son excepcionales. Y que, en cambio, el manejo de la solución de forma dinámica y temprana siempre es posible.

X. Allué (Editor)


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