Revista Cultura y Ocio

El vecino de abajo, de Radu Muntean

Publicado el 27 abril 2016 por María Bertoni
Cobertura de Espectadores.

Cobertura de Espectadores.

Para pasado mañana está programado el estreno comercial de El vecino de abajo, película de Radu Muntean que se proyectó fuera de competencia en el 18º BAFICI. A tono con otros exponentes del cine rumano contemporáneo que llegan a nuestra Ciudad de Buenos Aires, este largometraje sugiere bastante más de lo que muestra, e inspira discusiones sobre temas que exceden la cuestión estrictamente cinematográfica: en este caso, el dilema de callar o intervenir cuando el destino nos convierte en testigos de un delito, aquí supuesto.

Los espectadores sabemos tanto como Sandu Patrascu. Imaginamos una pelea detrás de los gritos que se filtran por la puerta del departamento del primer piso, y al rato vemos que de ahí mismo sale el locatario de otro departamento. Horas después, nos enteramos de que la joven vecina del 1º murió víctima de un accidente doméstico o de una golpiza.

La película de Munteanse proyectó en el 18º BAFICI con el título 'El vecino' a secas.

La película de Muntean se proyectó en el 18º BAFICI con el título ‘El vecino’ a secas.

One floor below es el título internacional de este film que gira alrededor no sólo de lo que pudo sino de lo que debería haber sucedido en “el piso de abajo”. Aunque algunos indicios y la conducta del sospechoso resultan bastante elocuentes, nada prueba de manera fehaciente la hipótesis del asesinato. La ausencia de certezas alienta la proliferación de rumores que pone en evidencia el machismo de la sociedad rumana.

En cambio, sí estamos seguros de lo que Patrascu no hizo: interrumpir la pelea intramuros y mencionársela al policía que investiga el caso. La conducta intrigante del sospechado Vali alimenta en el protagonista la hipótesis de femicidio, la culpa por no haber hecho nada para evitarlo, el temor a las consecuencias del silencio en un contexto peligrosamente adverso, donde el presunto asesino circula por el edificio con total libertad y con aparente intención de amedrentamiento.

Patrascu y Vali se consideran testigos únicos de la falta grave que le endilgan al otro: homicidio y complicidad por omisión según el caso. Esta acusación cruzada vuelve todavía más atrevida la propuesta de Muntean.


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