Nos encanta gastar dinero.
En Panamá acaban de pagar, en la empresa privada y sector público, el décimo tercer mes, popularmente llamado décimo (un mes de salario adicional por año que se paga en tres partes), y todo lo que se ve para la época en la TV son spots publicitarios de las empresas de consumo diciéndole a todos porque deben gastar su décimo allí. Dirás que no solo es en esa época y tienes razón, lo hacen todo el tiempo, pero cómo explicarte que los medios se ponen especialmente impertinentes para el pago del "décimo", las quincenas y las navidades (sin dejar de mencionar el año de elecciones generales)
Pero estamos tan acostumbrados a esto que cuando nos llega un dinero o ya lo tenemos comprometido, estamos planeando en qué gastarlo, o simplemente no nos llega completo porque ya nos retuvieron cuotas de algún crédito o deuda.
Por allí leí que es normal tener deudas, todos queremos cosas que solo podemos lograr con crédito como casas, carros, viajes, ropa, prendas y lujos o incluso educación. ¡Pero no, claro que no es normal! tener deudas pude ser común pero no normal. Lo peor que podemos hacer es tomar algo común por algo normal... que se te ponche una llanta cada vez que pasas por la misma calle puede ser común pero tú decides que sea normal si sigues pasando por allí solo por el hecho de creerlo "normal"; espero que mi intento de analogía haya sido adecuado.
Siendo así, te invito que le des un tweet a esta linda frase que sintetiza lo que acabas de leer y con la que sé, estás de acuerdo.
El dinero en la historia
Recuerda que el dinero surgió como una forma de intercambio de bienes: yo te cambio mi vaca por dos de tus caballos o por una de tus mejores cabras lecheras porque necesito alimento; cuando se le dio valor específico a cada cosas entonces surgieron las primeras monedas y el dinero se hizo más común, hasta nuestros días.
En derecho (y creo que en toda profesión) ubicamos las tendencias actuales y a futuro en el contexto del espacio histórico en el que vivimos; por ejemplo ya no se aplica la Ley del Talión del ojo por ojo, diente por diente; así como ya no vas a ver a nadie intercambiando vacas por cabras, por lo tanto lo lógico es que ubiquemos nuestras necesidades en el contexto histórico-social actual.
Si es así ¿seguimos necesitando el dinero para adquirir propiedades, lujos y cosas mundanas?
Con esto no te digo que abandones todo y te dediques a una vida de ermitaño al borde de convertirte en santo; sino, que veas más allá de tus caprichos o tus necesidades emocionales que involucren el malgastar tu dinero.
Consumir ¿un problema de autoestima?
No soy psicóloga pero hablo por experiencia propia. Cuántos no hemos comprado para sentirnos mejores, porque nos merecemos ese bonito traje o ese lujoso reloj (o que al menos parece), porque necesitamos subirlos ánimos después de una pelea, o porque queremos pagarnos una cena en un restaurante caro para sentirnos adinerados.
Me he encontrado muchas veces con esta situación y por suerte la he podido reconocer y analizar. Si seguimos gastando dinero para producir estos estados de ánimo probablemente deberíamos redefinir nuestra situación económica y ver la posibilidad de que nuestras fugas de dinero se deban a nuestra autoestima o a la dependencia emocional.
En ese caso, te recomiendo que hagas algo que me ha funcionado antes, y es aprender reconocer la utilidad de tu inversión antes de gastar el dinero, más allá de un auto-consuelo.
Cuando ahorrar pareciera haber pasado de moda: es mejor acumular.
Recién me ha surgido este gusanito de acumular dinero, no ahorrar, ahorrar es un concepto capitalista que se inventó para decirle a la gente pobre que podrían tener dinero.
Yo no quiero verlo así, quizás tu sí; pero si me preguntas, la palabra en sí ya significa un reto, pues vas a un banco, abres una cuenta de ahorros y lo primero que te recomiendan es que transfieras una suma fija por quincena o por mes y al cabo de varios meses tendrás cierta cantidad de dinero.
Yo lo he intentado y no me ha funcionado, porque sigo gastando el dinero que me resta, que no estoy depositando en mi cuenta de ahorros, en cosas que no necesito; y al final, cuando tenga el dinero ahorrado probablemente lo gastaré en cosas que tampoco necesito (a menos que tengas un propósito con ese dinero y no simplemente tener para gastar).
Te propongo algo que vale más que el dinero: las experiencias.
Si no has leído algún artículo que hable sobre las experiencias versus el dinero, pues te doy una pequeña introducción.
Hay un movimiento mundial de jóvenes y adultos que han decidido intercambiar las propiedades y los bienes por los viajes y las experiencias enriquecedoras.
Hay quienes venden todo y se van a da la vuelta al mundo y en vez de ser ricos de bolsillo son millonarios de espíritu; suena bien, ojalá pudiéramos todos hacer eso; pero la lección que esta gente nos comunica es más sublime: probablemente estamos gastando nuestro dinero y nuestro esfuerzo en cosas que no necesariamente valen la pena y lo más importante es poder reconocerlo y tomar acción para transformar esto en algo mejor.
Como siempre, mi mejor recomendación es la autognosis, es decir, pensar, autodeterminarse, autoanalizarse, examinarse uno mismo y a nuestros pensamientos en busca de nuestra esencia y de lo que nos mueve.
Te doy mi ejemplo.
Solía tener unas ansias enormes de irme de compras todo el tiempo, quería ropa, prendas, zapatos, carteras (bueno, no tanto), pero quería tener cosas, gadgets, libros, en fin, quería tener. Quizás era propio de mi edad, pero al final eso no me hacía mejor o incluso peor persona, era un sentimiento vacío y lo más triste es que estaba gastando dinero que luego me iba a arrepentir de no invertir en mejores aventuras.
Luego de pensar mi situación (es decir, me senté a analizar consciencia y me vi en un espejo) me dije que no necesitaba todo esto; además ya no cabía ropa en mi closet, y lo más triste es que ya muchas prendas pasaban de moda o simplemente las vi bonitas en el maniquí pero cuando me las puse ya no era lo mismo.
Decidí hacer un declutter de mi armario, regalé prendas de poco uso, las que no estaban en mejor condición van a formar parte de varias colchas y así. Debo decir que fue una súper experiencia; ahora me quedé con la mitad de mi armario, todas las prendas combinan y me siento descomplicada a la hora de vestirme.
Pero sobre todo, con este ejercicio me di cuenta que no tengo necesidad de malusar mi dinero en ropa que no necesito; pues de ahora en adelante lo acumularé para irme de viaje, que es algo significativamente más valioso...
¿El verdadero propósito del dinero?
Para mí, el verdadero propósito del dinero va más allá de lo material. Ya no podemos negar su existencia o maldecirlo, pero podemos darle un mejor uso.
Yo lo voy a acumular para cuando llegue una experiencia que realmente quiera vivir.
¿Y tú, cuál crees que debería ser el propósito del dinero?