El pasado mes de agosto, la escritora canadiense Isabelle Tessier publicaba en The Huffington Post una controvertida carta titulada ‘Quiero estar soltera, pero contigo’. Se trata de una adaptación de una carta que le había escrito a un tipo con el que había estado unos meses pero que se había “ido a por tabaco” marchado de viaje “por tiempo indeterminado”.
En las últimas semanas, la carta se ha hecho viral saltando de muro en muro, de timeline en timeline, de blog en blog y de web en web. Si no la has leído aún, puedes hacerlo aquí. Aunque, si no la has leído todavía, es que no tienes internet ni amigos y muy difícilmente estarás leyendo esto.
La carta se ha interpretado de varias formas. Hay quien dice que es un canto a la independencia dentro de la pareja; también hay quien apunta que coloca a la mujer en una posición sumisa, la de la chica que quiere estar con un chico pero sin darle mucho el coñazo con sus cosas de chica. Está claro que cada cual la interpretará a su modo y, en mi habitual vocación humanitaria, he decidido aportar mi propia visión sobre el asunto.
*Nota: es posible que no tenga ni pajolera idea de lo que quieren las mujeres en realidad ni de lo que quieren decir exactamente cuando dicen ‘sí’, ‘no’, ‘tú sabrás’ o ‘no, no estoy enfadada’.
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Quiero estar soltera contigo.
He estado bebiendo esta tarde porque tengo el SPM y he pensado algunas cosas.
Quiero que vayas a tomarte una cerveza con tus amigos, para que al día siguiente tengas resaca y me pidas que vaya a verte porque te apetece tenerme entre tus brazos y que nos acurruquemos. Quiero que hablemos en la cama por la mañana de todo tipo de cosas, pero algunas veces por la tarde; quiero que cada uno haga lo que quiera durante el día.
No, de verdad, no soy esa clase de tipa que va a darte el coñazo porque te vas con tus amigos por la noche sabiendo que voy a quedarme en casa viendo alguno de los peliculones de Antena 3. Sí, claro que puedes llamarme al día siguiente cuando estés resacoso para que venga a verte en lugar de ir al cine, como habíamos quedado. Pero voy a taladrarte con lo de Sandra y Miguel toda la puñetera mañana y parte de la tarde. Yo creo que les quedan dos telediarios, si ya se lo dije a Sandra: ese tipo es un imbécil, me apuesto lo que quieras a que te ha puesto los cuernos más de una vez. Bueno, y como me salga otro plan ya me has visto, ahí te quedas tú y tu resaca.
Quiero que me hables sobre las noches que sales con tus amigos. Que me digas que había una chica en el bar que te ponía ojitos. Quiero que me mandes mensajes cuando estés borracho con tus amigos para que me digas chorradas, sólo para que puedas estar seguro de que yo también estoy pensando en ti.
Más te vale que me cuentes lo que haces cuando sales por ahí con tus amigos y que tu coartada coincida con lo que investigue por mi cuenta. Igual te crees que no se huelen las intenciones de algunos de “tus amigos” a la legua. Igual te crees que soy imbécil y que no voy a enterarme de si te lías con otras. Más te vale que me contestes a los whatsapps o voy a dar por hecho que le estás tirando los trastos a medio bar.
Quiero que nos riamos mientras hacemos el amor. Que empecemos a reírnos porque estamos probando cosas nuevas y no tienen sentido. Quiero que estemos con nuestros amigos, para que me cojas de la mano y me lleves a otra habitación porque ya no puedes aguantarte más y tienes ganas de hacerme el amor ahí mismo. Quiero intentar permanecer en silencio porque hay gente y nos pueden oír.
Quiero poner en práctica las posturas del kamasutra que he leído en la Cosmopolitan y que nos ríamos cuando no nos salgan. Pero a ver, ¿quién puede doblarse tanto, eh? Jaja! Menudas risas nos pegamos, eh? Qué bien te lo pasas conmigo, eh? Pero solo conmigo, eh? También quiero que estemos así en plan cenita con nuestros amigos y que me lleves a otra habitación porque no te aguantas más. Pero espérate al tercer mojito, no te creas que soy una cualquiera.
Quiero comer contigo, que me hagas hablar sobre mí misma y que tú hables sobre ti. Quiero que discutamos sobre cuál es mejor, la costa norte o la costa sur, el barrio occidental o el oriental. Quiero imaginar el apartamento de nuestros sueños, aun sabiendo que probablemente nunca vivamos juntos. Quiero que me cuentes tus planes, esos que no tienen ni pies ni cabeza. Quiero sorprenderme diciendo: “Coge tu pasaporte, que nos vamos”.
Podrías dignarte a no tener resaca todos los domingos y llevarme a comer a ese sitio de brunch tan mono que me recomendó Sandra. Podría contarte mi vida y tú la tuya a mí y los planes que me gustaría tener contigo, que son los que ya hice con otros pero que al final se fueron un poco a la mierda. Ojo, que igual al tercer margarita me desmeleno y te digo que nos vayamos a Cancún. Jaja! Bueno, no, que esto no es una puñetera película y a lo mejor voy un poco mal depilada ese día y no es plan.
Quiero tener miedo contigo. Hacer cosas que no haría con nadie más, porque contigo me siento segura. Volver a casa muy borracha después de una buena noche con amigos. Para que me cojas la cara, me beses, me uses como tu cojín y me abraces muy fuerte por la noche.
Quiero hacer cosas superlocas contigo por todo ese rollo del carpe diem que veo en las imágenes bucólicas que la gente comparte en Facebook. Además que así podríamos hacer unas fotos chulísimas y colgarlas en Instagram. Quiero ir a emborracharme con mis amigos IGUAL QUE TÚ TE VAS CADA DOS POR TRES CON LOS TUYOS y tontear un poco por ahí para acabar llegando a tu casa bastante piripi y dormirme a los dos minutos antes de que puedas intentar nada.
Quiero que tengas tu vida, para que decidas irte de viaje unas semanas por puro capricho. Para que me dejes aquí, sola y aburrida, deseando que salte tu carita en Facebook diciéndome “hola”.
Como te decía antes, no soy la típica chica que vaya a quitarte tu libertad o que te prohíba que tengas tu vida. Que si te vas por ahí de viaje y me dejas aquí tirada sabiendo que todas mis amigas van a pasar las vacaciones con sus novios mientras yo me pudro en casa, eh, que NINGÚN PROBLEMA. Que aquí te estaré esperando. Eso sí, no creo que te guste mi cara cuando vuelvas. Y no te creas que con un par de mensajitos por Facebook vas a arreglar algo. Ni lo intentes.
No quiero que siempre me invites a tus juergas, y no quiero invitarte siempre a las mías. Así, al día siguiente puedo contarte cómo fue la noche y tú puedes contarme la tuya.
Y te repito que no, que NO ME IMPORTA que salgas con tus amigos, que yo también tengo mi vida y mis amigos para salir. Al día siguiente nos lo contamos y ya verás qué risas. Oh, ¿que te lo has pasado de puta madre SIN MÍ? Qué casualidad. Yo también me lo pasé de puta madre SIN TI. De hecho, ahora les mando un whatsapp a mis amigos a ver cuándo repetimos.
Quiero algo que sea simple y, a la vez, complicado. Algo que haga que, a menudo, me haga preguntas a mí misma, pero que, en el momento que esté contigo en la misma habitación, desaparezcan todas las dudas. Quiero que pienses que soy guapa, que estés orgulloso de decir que estamos juntos.
Quiero que sepas lo que quiero en cada momento sin tener que estar dándote sutiles señales todo el puñetero día ni, por supuesto, diciéndotelo directamente. Quiero pensar que eres un capullo pero que luego se me pase y ya seamos felices otra vez aunque tú no te hayas dado cuenta de que hemos pasado por una crisis de pareja durante 9 horas y media. Quiero que pienses que soy la chica más guapa con la que has estado y que no quieras ver a otras.
Quiero que me digas te quiero y, sobre todo, poder decírtelo yo a ti. Quiero que me dejes andar por delante de ti para que puedas ver cómo se mueve mi culo de lado a lado. Para que me dejes arañar las ventanas de mi coche en invierno porque mi culo se contonea y eso te hace sonreír.
Quiero todo ese rollo cursi que he asimilado durante años y años de tragarme todas las comedias románticas habidas y por haber y que es un claro indicativo de que las cosas van bien. También quiero ponerte palote en cualquier momento del día y que te quedes con las ganas un poco. Jijiji soy tan traviesa a veces. Igual de vez en cuando te dejo hacer locuras dentro de tu coche. Pero no con menos de tres mojitos, ya sabes.
Quiero hacer planes sin saber si al final los realizaremos. Estar en una relación clara. Quiero ser esa amiga con la que adoras quedar. Quiero que sigas teniendo el deseo de tontear con otras chicas pero que me busques a mí para terminar la noche juntos. Porque quiero ir contigo a casa.
Quiero hacerme las ilusiones que me hice con los otros y que seguramente me haré con los que vengan después cuando lo dejemos. Ya sabes: boda, hipoteca, hijos, perro. Si te portas bien, te dejaré elegir la raza. A quién quiero engañar: quiero que esto sea algo serio, joder, no quiero imaginarte flirteando con otras cuando sales con tus amigos. Eh, que no te digo que no salgas con ellos, ya te lo he dicho antes, solo digo que pienses en mí todo el rato y que te lo pases un poco mal porque no estoy allí y me llames y me libres de pasar la noche con mis amigas porque lo que quiero es ir a tu casa a dormir.
Quiero ser esa a la que le haces el amor y después te quedas dormido. La que te deja en paz cuando estás trabajando y a la que le encanta cuando te pierdes en tu mundo de música. Quiero tener vida de soltera contigo. Porque nuestra vida de pareja sería igual que nuestras vidas de solteros de ahora, pero juntos.
Quiero que parezca que llevamos diez años casados aunque apenas nos conozcamos porque me da miedo la incertidumbre de no saber si esto será para siempre. Pero tampoco quiero ser un puñetero coñazo, ya te he dicho que no soy esa clase de chica. Quiero que hagas un poco lo que te dé la gana pero que esté dentro de unos límites que yo establezca y que tendrás que cumplir aunque nunca te diga cuáles son.
Un día, te encontraré.
Voy a seguir bebiendo a ver qué más se me ocurre.
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Bueno, y un poco más en serio. Me parece estupendo plantear un modelo de relación basado en la independencia. Siempre he tratado de apostar por ello y reconozco que me dan bastante rabia esas parejas que van juntas a todas partes cual pack indivisible de yogures (también sé que hay parejas que no podrían funcionar de otra forma).
Pero. Pero. Pero. La forma en que está expresado el concepto de relación ideal en esta carta me transmite cierta actitud de sumisión de ella hacia él: quiero estar contigo, pero sin darte el coñazo. Quiero que las cosas sean fáciles porque sé que es como os gustan que sean a los hombres. ¿Y a ti? ¿Te gustaría que fuese así? ¿Realmente quieres eso, o quieres querer eso? Si “quieres” que él se vaya de fiesta con sus amigos mientras tú te quedas sola en casa, igual eso no es lo que quieres. Si él se va de viaje y tú lo esperas aburrida, igual eso no es lo que quieres (bastante divertido que no se haga alusión a un hipotético viaje que haga ella dejándolo tirado a él). Si crees que eres una molestia cuando él se pone a escuchar música, igual eso no es lo que quieres.
No creo que haya una fórmula mágica en las relaciones, lo que funciona en una no tiene por qué funcionar en otra. Pero creo que todo el mundo tiene derecho a tener aquello que quiera. Claro que hay que negociar, claro que hay que ceder, igual que lo hacemos con los amigos, la familia o los compañeros de trabajo. Pero no creo que sea honesto, ni con uno mismo ni con el otro, buscar una relación “ideal” en la que estés constantemente renunciando a lo que quieres para que el otro tenga lo que quiere y evitar así los problemas. Ojo a la bomba de relojería que puede acabar estallando por intentar que todo sea “perfecto”.
Bueno, voy a mirar vídeos de tortugas en YouTube (los gatos no me gustan tanto).