Revista En Masculino

El vestuario de papá.

Por Felizmenteatado @felizmenteatado
Hay asuntos en la vida a los que los muchachos damos una importancia "relativa", y que en el sexo opuesto son uno de los pilares que sostienen su día a día... y no me refiero a series como Sex and the city, no, es algo mucho menos frívolo: el vestuario.

Como ya digo en mi sección "Asi soy yo" me considero un tipo simple, una persona normal en el sentido más aburrido y elogioso de esa palabra. En lo que a moda se refiere soy de lo más insípido y mediocre; para trabajar: pantalón de vestir, camisa y zapatos y para el resto de eventualidades: vaqueros, camiseta y zapatillas (mi vestuario laboral más arriesgado fue un día que llevé un zapato de cada color, aunque debo confesar que se trató de un error provocado por una legaña que me tapó la visión desde las 6:45 hasta las 11:00 en que me di cuenta que algo fallaba en mi atuendo).


Mi vida trascurre todo el año sin sobresaltos en lo que a fondo de armario se refiere... ¿todo el año? No, hay un día al año en que mi anodino y acomodado armario se ve sobresaltado: un día, tras mi cumpleaños, quedamos con Marta.
Marta es una de esas amigas que sabes que va a estar ahí a lo largo de la vida. La conocí en la facultad y más de diez años después ahí sigue la mujer, aguantando mis absurdeces y siendo cómplice de mi mujer y de mi hija. Pero es que además Marta es una tipaza moderneta que sigue las tendencias de moda que un servidor no acaba de comprender por qué se lleva.

El caso es que tras mi cumpleaños quedamos con ella y trae regalitos para todos...

Que me coman por los piés cien orugas resineras si no es cierto que todo el personal está esperando a que abramos los míos porque es cuando empieza el show: siempre me regala ropa que yo jamás compraría, que digo comprar, que no la tocaría ni con un palo. Y claro, cuando abro los paquetes Marta y Ele (mi chica) se están partiendo la caja antes de que descubra que se trata de:

El vestuario de papá.

Vía: Pull and Bear

- Unas zapatillas... de deporte? Noooo, unas zapatillas de adorno, para andar en plan moderno dicen. Azules de cuadros... toma liada.


- Una camisa de cuadros azules y verdes. Solo le falta las gafa-pasta para para parecer un tipo liberal de 30 años residente en el barrio de las letras de Madrid y con una tienda de cup-cakes (mi señora dice que no acaba de entender la relación, pero a los chicos despeinados con gafas de pasta, con camisas de cuadros de colores chillones y con la Neo2 bajo el brazo sólo me los imagino currando de autónomos en una tienda de cup-ckaes, soy así de elemental).
- También regala relojes Casio de color plata... ya le pregunté yo si no había encontrado el reloj calculadora.

- Y para este año ha decidido comprar la prenda que faltaba para hacer de mi el Ken Underground... el pantalón. Vaquero, si, pero corto y con dobladillo al final de cada pernera. - Joder Marta -, pero ella no atiende, sólo ríe, como ríe Ele y como ríe la "Muy", que se contagia rápido en lo que a reírse de papá se refiere.

Y un servidor empieza a soltar exabruptos de lo más lamentable mientras la tropa femenina de mi casa está deseando que me lo vaya a probar para seguir riéndose. Y, para no perder la tradición, me lo pongo. Este año el pantalón me quedaba pequeño y no me abrochaba, pero da igual, yo me lo pongo y me asomo de esa guisa por el salón para que el personal llegue al clímax del humor.

De hecho me pareció ver al Sr. Gretzky en el pasillo negando con la cabeza y pensando lo vergonzoso que soy como ser humano, porque él sabe que en el fondo, me encanta ese día.

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