Revista Comunicación

El viaje al revés

Por Lurhall

Este fin de semana he disfrutado de nuevo de las virtudes de la BBC viendo una miniserie llamada The 7.39.La serie es un drama romántico que plasma de manera fehaciente el día a día de muchos trabajadores que viven en ciudades dormitorios y tienen que desplazarse largo rato en trenes para trabajar en la ciudad. En este caso, como no podía ser menos, esa ciudad es Londres y los protagonistas pasan dos horas en el tren al día para ir al trabajo y volver a su casa. Este hecho pese a estar muy extendido y formar parte de la rutina de muchos es innegable que causa un desgaste emocional en todos los que se ven sometidos a él. Todo por, como dicen los protagonista,s una habitación más y quizás un poco de césped. 
El viaje al revés.
Metido en este día a día y devorado por el cinismo capitalista, el protagonista, casado y con dos hijos, se da de bruces con las inquietudes artísticas de sus hijos. Sobre todo de uno de ello, "el hijo varón", que quiere ser actor, cosa que no digiere bien optando por animarlo a que deje la interpretación como un hobby y se busque un trabajo "de verdad".
El viaje al revés.
Lo cierto es que el protagonista también tuvo en su adolescencia un sueño relacionado con la creatividad. O cabría decir que más que un sueño tenía una vocación, en un sentido ligero de la palabra, que optó por sacrificar para encontrar un trabajo más "de verdad". Este es un tema muy común en la ficción televisiva, cinematográfica y literaria. Cómo los padres de forma más o menos forzada intentan encaminar a sus jóvenes hijos a profesiones menos soñadoras y más provechosas. Pero qué ocurre cuando haces e viaje a revés. 
El viaje al revés.
Mi caso es que siendo yo muy joven y quizás demasiado cínica, pensé que lo más sensato sería empezar a estudiar algo sensato, con salida profesional, algo que realmente "sirviese para algo". Ahora y azotado mi país como está por la crisis pienso en qué estudiaría si volviese hacia atrás en el tiempo sabiendo lo que sé hoy y sobre todo sintiendo como siento hoy. Ahora, muchos años después de haber empezado a estudiar me encuentro con una "yo" mucho más conectada con las artes, con la creación.. Y así a las puertas de los 30 y siendo ya vieja para muchas cosas, cada vez me implico más con todo, cada vez pienso más en porqué no fui así a los 16 o a los 20, porqué optaría por lo que yo pensaba era más adulto, de qué me ha servido a mí, de qué nos ha servido a tantos como yo ese pensamiento. Así que aquí me hallo soñando vocaciones tardías y sin ningún padre que me impele a buscarme un trabajo más de verdad...


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