La ciudad de Antequera con El Torcal al fondo. Foto: Toni Cifuentes
La estancia de Pau y compañía en la provincia malagueña junto a Toni Cifuentes nos tenía reservada una última sorpresa: la visita al Torcal, un paisaje sorprendente que a tenor de las preciosas fotos que nos regala el anfitrión del libro viajero merece mucho la pena apuntar en los primeros puestos de la larga lista de destinos pendientes. Un colofón perfecto para poner punto y final a la etapa andaluza de este viaje apasionante, que entra ya en la larga recta final. Ahora toca relajarse y disfrutar del paisaje…
A las espaldas de Antequera se alza la Sierra del Torcal, un paisaje kárstico fascinante, de los más importantes de toda Europa, con contrastes mágicos a lo largo de todo el año. Pau se acercó a él cuando todavía la naturaleza empezaba a despertar del letargo invernal y ya asomaban las primeras flores a nuestro alrededor, como las blancas flores de los endrinos que, cubiertos de liquen, pueblan muchos rincones del paraje. Los quejigos, arces y encinas, el tomillo, el esparto, el romero y el palmito, además de las enormes yedras que se yerguen entre las rocas, son una pequeña parte de las más de 600 especies de plantas que podemos encontrarnos en nuestro camino. También hay un gran número de especies animales, que se esconden recelosas del visitante, pero tuvimos la suerte de ver cabras monteses y captarlas con el libro viajero en mano.
Endrino en flor en El Torcal. Foto: Toni CifuentesCabras monteses camufladas entre las rocas. Foto: Toni CifuentesEl lugar ofrece dos rutas al senderista, la ruta amarilla y la verde, que permiten adentrarnos en ese mundo de torres y caprichosas formas (esto es un tópico ineludible en geología) disueltas por la lluvia y cinceladas por el hielo durante millones de años. En la entrada al parque podemos encontrarnos con el Tornillo, declarado monumento natural en 2001. Porque el lugar está salpicado de formas curiosas con nombres como el camello, el tótem, la esfinge, el dedo, que servían en el pasado (y todavía hoy) como guía y punto de referencia para que los pastores no se perdieran en el laberinto de rocas que, en más de una ocasión, ha provocado algún susto a visitantes con un alocado espíritu aventurero.
Vista panorámica del Tornillo. Foto: Toni Cifuentes
El libro viajero también se camufla, como las cabras. Foto: Toni Cifuentes
Ascendiendo un poco (y con cuidado) por alguna de las elevaciones fuera del camino, podemos asomarnos a más de mil metros de altura a la agreste Málaga interior. El día no era claro, atardecía, pero aun así con un poco de esfuerzo podía verse Málaga (lo que no pudo captar la cámara), y algunos de los pueblos aledaños como Villanueva de la Concepción, Villanueva del Rosario y Casabermeja entre los campos verdes y las lomas.
Vista panorámica de los pueblos aledaños al Torcal. Foto: Toni Cifuentes
Como muestra de que el lugar estuvo bajo el prehistórico mar de Thetis, que comprimió los sedimentos de miles de millones de esqueletos marinos durante millones de años, la huella de un ammonite junto a la que posó nuestro libro.
En El Torcal se encuentran fósiles tan espectaculares como esta huella de ammonite. Foto: Toni Cifuentes
El centro de visitantes estaba cerrado a la hora en que subimos, pero no ofrece mucho. Tiene un observatorio y en algunas ocasiones se organizan actividades del cielo nocturno, como cuando caen las Perseidas, porque el lugar es perfecto para ello. Algunos dicen que incluso se ven ovnis, no en vano el sitio invita a fantasear, pero nosotros no nos topamos con ninguno.
El libro viajero, emulando a sus amigas las cabras. Foto: Toni CifuentesEl centro de visitantes del Torcal aparece entre las rocas. Foto: Toni CifuentesNo hay mucho más qué decir de un lugar como éste porque hay que pasearlo, intentando respetar el silencio de sus hondonadas, de sus recovecos, pasadizos y cuevas, el del silbido de las aves y el del viento en las ramas. Desde Antequera, mi pareja y yo os recomendamos que (si alguna vez venís por aquí) realicéis la ruta amarilla. Si es posible en primavera o en otoño, a primera hora de la mañana o, casi mejor, horas antes del atardecer, aunque la luz no sea buena para hacer fotos (como nos ocurrió) y que os sentéis en algún rincón durante unos minutos y descubráis la tranquilidad y belleza de este fantástico lugar.
El Torcal, un paisaje fascinante. Foto: Toni CifuentesCaracterístico suelo rocoso calizo del Torcal. Foto: Toni CifuentesUn rincón para descansar en la excursión. Foto: Toni CifuentesDe vuelta, nos detuvimos en el arcén para despedir al libro viajero con una foto distinta: el sol del atardecer teñía la Alcazaba y, al fondo, la sempiterna y omnipresente Peña de los Enamorados continuaba vigilando la ciudad.
Preciosa imagen para despedirse de Antequera. Foto: Toni Cifuentes
Ha sido un placer para nosotros recibir El viaje de Pau y espero que su camino sea largo en todos los sentidos. Y si queréis conocer un poco más de Antequera os recomiendo una página de Facebook con una gran cantidad de fotos del pasado y del presente de la ciudad: https://www.facebook.com/antequeraayeryhoy. ¡Hasta siempre Pau!
Muchas gracias, Toni. Has sido un anfitrión extraordinario para el libro viajero y un guía excelente, aunque, la verdad, todos los anfitriones han recibido a Pau y compañía con los brazos abiertos y se han tomado su visita con un entusiasmo que supera cualquier expectativa que pudiera tener.
El libro ya ha llegado a su siguiente destino, del que pronto tendremos noticias, pero antes de despedir esta entrada quiero pediros un favor: leed el post que os enlazo del blog de Toni Cifuentes y, si tenéis Facebook, le podréis ayudar con un simple ‘me gusta’ a conseguir que impriman en papel su fantástica, en todos los sentidos, ‘Autotomía’. Como agradecimiento apareceréis en los créditos del libro y podréis conseguir ejemplares firmados. Sólo un ‘me gusta’, sin aportar dato alguno ni necesidad de registrarse en ningún sitio.
¡Mucha suerte, compañero!