Belén, El viaje de Pau, Vigo y su ría. Foto: Belén Soto
Y llegó a Galicia. El viaje que empezó en Tortosa hace más de medio año ha llevado al libro viajero a recorrer media España. Cuesta creer que no hace mucho se estaba poniendo moreno en las Canarias, poco después en Mallorca, y ahora toma el sol junto a la ría de Vigo. ¿No es para tenerle un poquitín de envidia? Y más teniendo en cuenta la compañía. La anfitriona gallega es Belén Soto, maestra ceramista a la que podéis (debéis) conocer mejor en su blog y en la página web de su taller de cerámica. Demuestra una gran sensibilidad no sólo con sus creaciones, sino también mediante la palabra, como comprobaréis enseguida, y las preciosas fotografías que acompañan esta nueva crónica viajera. Os dejo con ella.
En su infatigable viaje Pau ha recalado en tierras gallegas. A pesar de de ser una pésima guía turística, me comprometo a acompañarlo en un tour por los rincones que delimitan mi pequeño universo dentro de la ciudad de Vigo. Dado que él se mostró de acuerdo en evitar alguno de los lugares más visitados comenzamos nuestro particular viaje por el puerto.
Vigo y el mar, una relación eterna. Foto: Belén Soto
Al ser la nuestra una ciudad con marcado carácter industrial, que ha crecido a partir de su puerto, los vigueses nos sentimos muy unidos al mar, el mismo mar que hizo crecer nuestro sector naval y pesquero, el que llevó a nuestros padres a la emigración y que ahora nos da una nueva oportunidad con el turismo.
Escultura de José Molares en honor a Julio Verne y sus ’20.000 leguas de viaje submarino’. Foto: Belén Soto
Nos detenemos a admirar el monumento a Julio Verne, una escultura de José Molares, que rinde homenaje al escritor francés por incluir nuestra bahía en las 20.000 Leguas de viaje submarino de su Nautilus. Me encanta sentarme a contemplar esta obra y Pau coincide conmigo en que esta acogedora plaza casi suspendida sobre el océano es una ubicación de lo más acertada para Don Julio.
Dirigimos nuestro paseo hacia el edificio de la Estación Marítima, un lugar lleno de contrastes. Durante mucho tiempo fue el punto de partida de los barcos que transportaban a los gallegos rumbo a América, a la emigración. Este lugar era el último que veían antes de adentrarse en el mar. Hoy, reconvertido en muelle de trasatlánticos, es lo primero que ven los turistas americanos que nos visitan en sus ciudades flotantes.
Conjunto escultórico de Ramón Conde dedicado a la emigración. Foto: Belén SotoConjunto escultórico de Ramón Conde dedicado a la emigración. Foto: Belén SotoAquí nos paramos en el conjunto escultórico dedicado a la emigración, obra de Ramón Conde, un escultor al que realmente admiro, así que no podía dejar pasar la oportunidad de mostrarle a Pau una de las obras de este gran artista.
La ría de Vigo desde el malecón del Náutico, con la península del Morrazo al fondo. Foto: Belén Soto
Pasa la tarde y el largo paseo nos conduce hasta el malecón del Náutico, un larguísimo rompeolas perfecto para un momento de descanso, disfrutando del sol y de una preciosa vista de la ría.
Disfrutando del sol y del paisaje en la playa de Samil. Foto: Belén Soto
Tras varios días de lluvia vuelve a lucir el sol con fuerza y reanudamos nuestro viaje. De nuevo como un imán nuestro paseo nos lleva a la orilla del mar, a la playa de Samil. Caminar sobre la arena mojada es uno de mis grandes placeres, durante el otoño-invierno, que aquí se hace muy largo, venimos a menudo a pasear a la playa (en verano no se puede acceder con perros). Es una maravillosa alternativa al bosque, que durante el invierno se muestra más hostil.
Los rayos del sol del atardecer sobre las maravillosas Islas Cíes. Foto: Belén Soto
Hoy el sol nos obsequia con sus últimos rayos reflejándose sobre las Islas Cíes, las guardianas de la ría.
Antes de que Pau nos deje para reanudar su viaje por el Norte, subimos al monte de la Guía para que pueda contemplar una panorámica de la ciudad que, juntos, hemos recorrido [es la foto que encabeza este post].
Atardecer en la ría de Vigo, con las preciosas Islas Cíes al fondo. Foto: Belén Soto
Una preciosa vista de las Islas Cíes cerrando la bocana de la ría y protegiendo del temporal a la ciudad de Vigo y a la península del Morrazo.
Me siento muy afortunada por haber nacido en un lugar en el que me siento integrada, que me gusta, con sus virtudes y defectos. Confío en que Pau haya disfrutado del paseo y la compañía.
Nosotros, Belén, nos sentimos afortunados por tenerte como anfitriona de El viaje de Pau en su recorrido y lo mínimo que puedo hacer es darte las gracias por haberle enseñado esos rincones tan especiales para ti, algunos de los cuales tuve la fortuna de recorrer hace algunos años. Las Islas Cíes son una maravilla. Pau y compañía sin duda han disfrutado de su estancia en Vigo y ahora siguen disfrutando de las bellas tierras del norte. Pronto tendremos noticias de esa nueva etapa, una de las últimas ya en este largo y enriquecedor viaje.
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